Bienvenidos al grupo de la muerte

Bienvenidos al grupo de la muerte

Bienvenidos al grupo de la muerte

El Real Madrid sufrió mucho para asegurar un triunfo necesario en el arranque del Top 16. El Efes, un equipo decepcionante tras su tremenda inversión del pasado verano, sólo cedió en los minutos finales cuando el Madrid apretó en defensa, despertaron Jaric y Llull, hasta entonces desaparecidos, y cometió la quinta falta Charles Smith, un ex del equipo blanco que fue una pesadilla en su regreso a Vistalegre.

Esto es el grupo de la muerte y esto es el Top 16, la Euroliga de verdad, calculadoras en marcha desde la primera jornada y una emboscada en cada partido, un castigo para cada fallo. Es el Top 16 y ahora cuenta cada minuto y cuenta cada punto. Ganar el primer choque es importante si se empieza jugando fuera, innegociable si se debuta como local. Es el grupo de la muerte porque Efe Pilsen, si se atiende en pureza al sorteo, era el rival más asequible del grupo, un cuarto clasificado de la primera fase llegado de rebote, gracias a Unicaja y al basketaverage. ¿Bromas? Ninguna. Mientras el Real Madrid sudaba tinta para ganar al equipo turco, el campeón de Europa, Panathinaikos, se estrellaba en su pista ante Partizan. Eso es el Top 16.

Efes Pilsen es un cajón desastre concebido para luchar por la Final Four y diseñado sin reparar en gastos. Su plantilla, llena de viejos conocidos ACB, tiene un aspecto inmejorable pero su rendimiento ha resultado deprimente. Ganó cuatro partidos para sortear por la última gatera la primera fase. Su técnico, el peculiar pero notable Ergin Ataman, no ha conseguido maridar egos y disposiciones en el equipo y a mitad de camino ha optado por rodearse de su guardia pretoriana, reducir la rotación a siete u ocho jugadores y tirar con eso hacia delante. Y así se ha convertido en un rival trampa. Con Nachbar sin jugar ni un segundo y sentenciado, con Rakocevic jugando cuatro minutos y sentenciado, con Santiago jugando tres minutos y sin hacer mucho más que esas aparatosas faltas en ataque que tantas veces vimos en la ACB.

Aún así, y a eso se le llama fondo de armario, Efes comparece en el Top 16 con un bloque veterano, compensado y peligroso. Tiene físico, tiradores, interiores poderosos. Con Kasun, Peker y Kuqo peleando dentro, la anotación principal queda en manos de la línea exterior: Arslan, Bootsy, Shumpert, un Tunçeri limitado por un problema de rodilla en su vuelta a Madrid y un Charles Smith que dejó un recital en la vuelta a su antigua casa: 18 puntos, triples imposibles, 7 rebotes, 4 asistencias y 5 robos de balón. En el último cuarto, cuando por fin se deshacía su equipo en el fuego defensivo de un Messina que fue muchos minutos a rebufo de Ataman, Smith se bastó -triples, tapones, robos, asistencias- para mantener el partido vivo: 67-67 a falta de cuatro minutos. Cuando Smith cometió la quinta falta su equipo claudicó definitivamente ante un Real Madrid que encontró las soluciones a tiempo tras más de dos cuartos de preocupante atasco.

Messina lo vio feo desde el principio, quizá por eso Vistalegre se quedó sin catar a Ante Tomic. Su equipo anotó 13 puntos en los primeros 13 minutos ante un Efes más equilibrado que mandaba con autoridad (8-15, 13-22). Mientras que el equipo blanco funcionaba a tirones, perdía balones, cedía el rebote y se consumía en ataques pastosos y resoluciones individuales, el Efes encontraba soluciones sin tocar su quinteto en los primeros nueve minutos, con muchos puntos de los exteriores y una defensa terrible en las líneas de pase gracias a los kilométricos brazos de Smith y el físico que todavía conserva Thornton. Al descanso, el Madrid seguía a remolque (30-33), con la sensación de tener más arsenal y más conejos en la chistera pero con problemas para frenar a un rival equilibrado, que circulaba bien el balón y encontraba siempre un referente: Bootsy, Smith, Shumpert...

En la segunda parte el Real Madrid volteó la situación no con una remontada explosiva ni un parcial triunfante sino con trabajo, sudor y sufrimiento, punto a punto, centímetro a centímetro de cancha. En el tercer cuarto aparecieron Bullock y Garbajosa mientras Kaukenas, Llull y Lavrinovic comenzaron a solidificar la defensa ante un Efes tozudo que primero cargó el juego sobre Kasun y después sumó con lanzamientos aislados y un goteo de tiros libres que condujo a un 56-53 que mejoraba la perspectiva con un cuarto por jugar.

Pero el último parcial también guardaba sufrimiento, gracias sobre todo al hercúleo despliegue de Charles Smith. Messina, obsesivo en el apartado defensivo, jugó sin Bullock. El citado 67-67 fue el punto de inflexión final y el partido quedó decidido por la aparición de Jaric y Llull. El serbio, hasta entonces desconocido y en camino hacia su peor partido en el Madrid, lideró con 7 puntos seguidos el definitivo parcial de 10-2. Llull, por su parte, dirigió el último esfuerzo defensivo, el definitivo, y puso energía y un 2+1 que enterró a Efes Pilsen, que boqueaba en busca de acciones heroicas. Felipe, poco brillante pero tan trabajador como siempre, selló finalmente un triunfo que vale oro.

Sufrió el Real Madrid. Tuvo minutos preocupantes por juego espeso y falta de jerarquía. Pero corrigió errores sobre la marcha y supo ser intenso y efectivo a la hora de la verdad. Tenía más argumentos que Efes y terminó por hacerlos valer, pero aprendió, si es que no lo sabía, que la ruta hacia los cuartos de final será muy dura. Esto no era más que el primer paso pero había que darlo de forma innegociable. Y el Madrid, de menos a más como otras veces, lo dio.