Un imperial Olympiacos se impuso a un Baskonia mermado que echó en falta a Barac. Por mucho que Herrmann, Teletovic y Eliyahu se metan en la pintura, la realidad es que Splitter tuvo que medirse él solito a Schortsanitis, Burusis, Vujcic y Mavrokefalidis.
El arranque de los griegos fue de órdago (8-21). Pero la irrupción de Marcelinho en el partido devolvió el equilibrio (25-26). En el tercer cuarto San Emeterio disparó la euforia de la grada realizando un baloncesto total (61-56). Sin embargo, una mayor profundidad de banquillo y la controvertida actuación arbitral provocaron una derrota asumible para los vitorianos, que en los últimos minutos pensaron en el basket-average.
Tras el encuentro Bourousis y Papaloukas hicieron de las suyas, como en Madrid hace un año. El pívot amagó con agredir a un aficionado cuando regresó a la cancha para hablar con la televisión griega y ambos se las tuvieron tiesas con la Ertzaintza. La policía les conminó a abandonar el parqué, mientras que Papalukas se negaba con sus típicos aspavientos.