Un Madrid descomunal reta al Barcelona

caja laboral 50 - real madrid 78

Un Madrid descomunal reta al Barcelona

Un Madrid descomunal reta al Barcelona

Sin Splitter, el Caja Laboral fue devorado por un imperial Real Madrid, que mostró su mejor versión y, liderado por Lavrinovic y Kaukenas, ofreció una gran actuación colectiva a partir de una defensa perfecta y, como en cuartos, un gran porcentaje en tiros de tres. Un 0-12 en el segundo cuarto marcó el despegue ya definitivo del equipo de Messina, que encara con la moral totalmente recuperada la gran final, un nuevo clásico ante el Regal Barcelona.

El Real Madrid se ha reencontrado en la Copa, en la hora de los valientes y contra muchos pronósticos, contra análisis de estadísticas, de sensaciones... pocos termómetros vaticinaban un Real Madrid tan saludable y tan cerca de la perfección en el primer gran punto de inflexión de la temporada. Tras las derrotas en Europa, tras el batacazo ante Bilbao Basket... al equipo de Messina le sonríe lo impredecible de la Copa, la magia de un viaje hercúelo concentrado en cuatro días. De hecho, hasta le sonríe la mística del torneo. Un año más no ganará el anfitrión, un año más no ganará el equipo que defendía título y un último dato, con no poco de superstición, dice que la Copa suele ser un trago amargo para el mejor equipo de la primera vuelta ACB...

Para el Caja Laboral queda el sabor amargo de un varapalo inesperado, improbable en la forma. Tras su exhibición ante Bilbao Basket (92 puntos, 11 triples) apuntaba a la final con la grada en ebullición. Pero el Madrid, otra vez el Real Madrid, le cerró el camino. Es otro dato de la Copa: el Baskonia ha estado -dato ante el que descubrirse- en las últimas nueve semifinales y sólo ha perdido, con esta, tres. Las tres ante el Real Madrid. Un primer análisis apunta, claro, a Splitter. El pívot, una fuerza demoledora en su puesto en todo el baloncesto FIBA, no estuvo. Su presencia, siempre fundamental, podría haber sido determinante ante un rival que sufre lo indecible contra pívots poderosos.

Para el Caja Laboral el partido, una pesadilla, no se pareció en nada al de cuartos. En parte por sus errores, sin duda por los méritos tremendos del Real Madrid, que sí puede encontrar muchos paralelismos entre sus dos triunfos. Por ejemplo, rompió el partido en el segundo cuarto (9-23). Por ejemplo, estuvo demoledor en el tiro exterior (8/19 en triples). Como siempre que brilla, despega a partir de la defensa. Como a DKV, el equipo de Messina maniató y desdibujó a Caja Laboral, anuló sus virtudes, dinamitó sus puntos fuertes y creció desde su defensa y la finura en el tiro. Dominó el rebote (12 ofensivos), forzó pérdidas (14 sumó Baskonia), amasó segundas oportunidades y canastas fáciles... Ese 9-23 del segundo cuarto (27-40) olía a sentencia sin lugar para la épica. La final de la Copa será el gran clásico, será Regal Barcelona - Real Madrid.

Messina gana la partida

El partido, mientras estuvo vivo, fue una partida de ajedrez en la que Messina, con más recursos, superó a Ivanovic. Hacía tiempo, y pienso en la victoria en Atenas ante Panathinaikos, que no aparecía un Real Madrid tan brillante, tan rotundo, tan colectivo. Volvió a tener figuras visibles (Lavrinovic y Kaukenas esta vez) y no necesitó a los héroes de cuartos (comedido Llull e intrascendente Jaric). Cuando todo marcha, surgen piernas frescas y manos calientes. Por el camino han aparecido jugadores que parecían fuera de forma (Garbajosa) o fuera de los planes de Messina (Hansen).

Hasta el 20-17 del segundo cuarto, el Caja Laboral mostró un buen tono apoyado en el dominio de Barac en la zona y en la fortaleza en la penetración de San Emeterio. El Real Madrid se atascó tras arrancar con 7 puntos seguidos de Kaukenas y un buen trabajo sobre los desajustes defensivos del Caja Laboral, que existieron pero no decidieron. La sentencia real estuvo en el otro lado de la cancha. El Real Madrid anuló las líneas de pase y la creación de su rival, evitó el bombardeo exterior (2/15 en triples el equipo de Ivanovic) y llevó el partido a su terreno. Corrió desde las pérdidas del Caja Laboral, anotó gracias al rebote de ataque, castigó con triples los errores rivales: importantes Kaukenas (15 puntos) y Hansen, letal Lavrinovic (21 puntos, 7 rebotes) a base de buscar tiros abiertos. El Caja Laboral cayó a 27 puntos en el primer tiempo y 50 en total poco más de 24 horas después de irse a 92 ante Bilbao Basket.

Un 0-12 en el segundo cuarto (21-30) descubrió a un Caja Laboral ansioso, que no supo o no pudo gestionar la primera ráfaga de viento en contra. Puso un puente al despegue del Madrid a base de pérdidas y de malas decisiones. Ivanovic tuvo demasiado tiempo en el banquillo a San Emeterio, Messina secó a Teletovic (6 puntos, ni un triple) y el Caja Laboral se encontró en manos de un puñado de jugadores a los que le sobra clase pero les falta carácter competitivo: Eliyahu, English... Los triples en momentos cruciales sellaron el descosido en el marcador, dibujado por la diferencia en el rebote ofensivo. El Madrid marchaba implacable, poderoso. Sin aportación de Jaric o Bullock, sin minutos para Tomic o Vidal, pero con el partido totalmente bajo control.

El Caja Laboral salió del descanso con un último deseo frenético, una última bala en la recámara. Un tirón heroico de Ribas condujo al espejismo final, 34-44. Pero el Real Madrid jugó con madurez y firmeza. Siguió defendiendo para evitar que el equipo vitoriano, que se desfondaba en defensa, enganchara una racha de canastas que le devolviera al partido. En ataque los triples de Kaukenas y Lavrinovic pusieron la puntilla. En el último cuarto, la ventajas volaron hasta el último segundo: 50-78.

Llega la final y llega el Barcelona - Real Madrid. Hambre en el Barça, gran favorito a priori, y hambre en el Real Madrid, que quiere su primera Copa desde el 93, revancha con el Barcelona y revancha con el mundo tras las críticas, casi todas justificadas, de las últimas semanas. Contra pronóstico, el Real Madrid ha mostrado más autoridad en el camino hacia la final y, por ejemplo, ha tirado mucho mejor de tres. Pero el Barcelona suena como la amenaza final, el último escalón para un Real Madrid que necesitará seguir de dulce en cada minuto, en cada posesión. Será mañana, será el gran clásico. Será uno de los momentos más especiales del calendario baloncestístico: la final de la Copa del Rey 2010.