La segunda oportunidad del Bizkaia para llegar a la final de la Eurocopa será ante el Alba de Berlín. El cuadro alemán vigila la puerta que el año pasado cerró a cal y canto el Khimki. Es el penúltimo obstáculo para alcanzar el título. Ayer todos miraban al futuro, en Vitoria; quizá por ello no atendieron a que aún había que despachar al Nymburk y salió un partido pestosillo. Es bien triste escuchar pitos unánimes después de colarse en una Final a Cuatro continental. Y de ser el único que repite en semifinales. Pues eso le ocurrió al cuadro vasco. El vértigo que preconizaba su técnico, Katsikaris, la víspera fue una siesta, un tostón en toda regla, aunque el rival checo se contentó con el triunfo y no hizo sangre. Los doce puntos de la ida le penalizaban.

El Alba será otro cantar. Equipo organizado, capaz de dejar ayer los 85 puntos de media del Hapoel en 59, el cuadro germano tiene más experiencia lejos de su país. Así, ganó una Korac con los Sasa Obradovic, Alibegovic y el técnico Pesic.