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ACB | REGAL 78 - REAL MADRID 73

La pesadilla de Messina

El Clásico de la ACB fue claramente dominado por el Regal Barcelona, que suma su séptima victoria ante los madridistas en ocho partidos oficiales esta temporada. El Madrid desperdició sus opciones en un atroz segundo cuarto en el que se quedó en seis puntos. Juan Carlos Navarro se reivindicó una vez más con 20 puntos, 21 de valoración. Llull tiró de casta al final y llegó hasta los 19. Messina no encuentra la fórmula de derrotar al Regal Barcelona y, sentenciado Kaukenas, espera la llegada de Almond, como última esperanza.

EDU HERRERO
Actualizado a
La pesadilla de Messina

Otro golpe moral, el enésimo esta temporada y pudo ser más duro si el Regal no hubiera aflojado al final. El Real Madrid intentó levantar la mirada ante Estudiantes, pero una semana después ha vuelto a sufrir la virulencia de un arrollador Regal Barcelona que no se conforma con haber ganado la Supercopa y la Copa del Rey ante el Madrid, ni con haberle eliminado de la Euroliga (7-1 de 8 partidos oficiales). Quiere más y hoy lo ha demostrado. La ambición de los de Xavi Pascual no tiene límites y afrontará en estado de gracia la Final Four de París (7 y 9 de mayo) y los playoff de la ACB, después de clasificarse hoy virtualmente como primero.

Una victoria para el Regal suponía prolongar la racha de 15 meses sin perder en el Palau en ACB. Sumar su vigésimo octava victoria consecutiva en su feudo. Aunque más que los datos estadísticos, en juego estaba el honor y el premio moral. El honor porque enfrente estaba el eterno rival: era el Clásico de baloncesto, anticipo del futbolístico. Y el premio moral porque los blaugranas querían resarcirse de la última derrota en el Palau ante los blancos, en Euroliga. Y lo que es más importante, querían que el Real Madrid siguiera con su dinámica derrotista de cara a un posible cruce en los playoff. Lo han conseguido, aunque han dejado un halo de esperanza después del último cuarto, en el que la relajación blaugrana dio falsas esperanzas para los blancos, que aunque efímeras permanecerán hasta el próximo enfrentamiento.

Ettore Messina empieza a dar síntomas de impotencia. Se ha encontrado con su talón de Aquiles y por más que lo intenta no encuentra la fórmula para contrarrestar la supremacía blaugrana. La evolución en los choques ante el Regal le han obligado a situar a Jaric de base, Llull de escolta y Velickovic de tres. Necesita músculo y acierto desde el perímetro y, como no lo encuentra en casa, ha decidido tirar de talonario para fichar al americano Morris Almond, que se incorporará en breve. Es una apuesta arriesgada, casi desesperada. El de Georgia no cuajó en la NBA, en Utah, y carece de experiencia en Europa. Juega en la Liga de Desarrollo y aunque promedia 25 puntos, su rendimiento será toda una incógnita. El sacrificado será el experimentado Rimantas Kaukenas, con el que ya no cuenta. Será el cuarto fichaje de urgencia de la temporada, tras las contrataciones de Samb, Jaric y Tomic. La inversión veraniega y los refuerzos entre campaña han vuelto a resultar insuficientes ante una todopoderoso Regal Barcelona que hoy apenas tiró de recursos para asfixiar de nuevo a Messina y los suyos. Bastó con un gran Navarro y una actuación correcta del resto del plantel, sin grandes actuaciones.

El Madrid aguantó el primer cuarto pero se hundió al comienzo del segundo. El equipo del técnico italiano salió al Palau hiper motivado y con el orgullo herido. Le costó entrar al Regal en el partido, pero tres triples de Navarro permitieron a los de Pascual darse tiempo para sentir que esto era un derbi de máximo nivel, y que por ser el octavo de la temporada no era menos importante. Con Prigioni, Llull, Hansen, Garbajosa y Tomic, quinteto heredado tras los cuatro enfrentamientos da Euroliga, el Madrid llegó uno a bajo al segundo cuarto, en el que se desmoronó desde el inicio.

Coincidió el derrumbe blanco con la salida a pista de Lavrinovic y Vidal, que, a pesar de casi no contar para Messina, jugó todo el segundo cuarto. Extraño. Tanto como el cambio de actitud general del equipo. Es cierto que se intensificó la defensa blaugrana, pero es inaceptable que un equipo con tantos kilates sólo anote 6 puntos en un cuarto. No sólo es responsabilidad de dos jugadores, sino del colectivo. Llull, que cumplía su partido 100 en ACB, atropelló los ataques, Prigioni no cogió en ningún momento el ritmo al partido; Reyes no se impuso en el rebote y Lavrinovic evidenció su mal momento con 0 de 3 en tiros de dos y 0 de 1 en triples. Número similares a los de Jaric y Llull. Ambos sólo anotaron desde la línea de tiros libres, desaprovechando el perímetro con erróneos lanzamientos. Hansen fue el más acertado, anotó todo lo que tiró, pero el norteamericano no jugó ni un minuto en el segundo periodo, mientras Vidal se quedaba en cero puntos. Por cierto, Kaukenas no participó, ni en la primera parte, ni en todo el partido.

En el Barcelona sí funcionaban las rotaciones, una vez más. Navarro se fue al descanso con 13 puntos, 12 de valoración. Ndong, con 7, anotó en sólo seis minutos los mismos puntos que el madridista más acertado, Garbajosa, quien apenas participó en el segundo cuarto. Lackovic, Mickeal, Lorbek, Sada, Basile y Ricky, todos aportaron para el escalofriante parcial de 22-6 en el terrible descalabro de los de Messina. Un suicidio agravado por la irresponsabilidad de Marko Jaric quien, en un ataque, cometió falta y forzó con sus protestas una técnica a 32 segundos para llegar al descanso. Ndong y Navarro iniciaron el despegue blaugrana. Pesaban mucho las seis derrotas en partidos oficiales ante el Barcelona

Máxima diferencia y engañosa remontada

Con 20 de diferencia, el Barcelona empezó a gustarse para minar aún más la debilitada ilusión madridista. Con los coloretes de la vergüenza emergiendo en las caras de los blancos, el Madrid tiró de casta hasta reducir la ventaja blaugrana a nueve puntos. Sólo quedaban 4 minutos para el pitido final. Bajó la barrera psicológica de los 10, pero Juan Carlos Navarro se encargó de quitarle el caramelo a los blancos. Prigioni, Llull y Tomic volvieron a dar esperanzas al Real Madrid, pero ya era demasiado tarde. Esta vez, la épica se quedó en nada, no por el empeño madridista, sí por el despertar de los blaugranas, que retomaron su intensidad para matar el partido. El Regal manejó a su antojo al Madrid, que soñó por un momento con la remontada y que se va del Palau una vez más con la cabeza baja y la moral muy dañada. Difícil de recuperar antes de los playoff. El proyecto Maceiras-Messina vuelve a tambalearse.