Algo más de media entrada en La Fonteta, casi 6.000 personas viviendo el mejor baloncesto femenino de Europa y disfrutando de las dos exhibiciones. Dos semifinales y dos partidos totalmente distintos que acabaron con el guión esperado. El Ros Casares y el Spartak de Moscú jugarán la final. La lógica se impuso y las valencianas hicieron valer el factor cancha ante el Wisla y las Taurasi, Bird, Fowles y compañía hicieron añicos el sueño del Ekaterimburgo por el otro puesto en la final de mañana.

El partido de las anfitrionas contra el 'otro' español (en el Wisla juega Marta Fernández y entrena José Ignacio Hernández, actual seleccionador nacional) no tuvo historia. No hubo partido más allá del primer cuarto. Las 6.000 almas que habitaron anoche en La Fonteta fueron estímulo suficiente para que a los 10 minutos de juego, el Ros ya tuviera 15 de ventaja. El partido no tuvo mucha más historia, aunque la nota negativa la puso el susto que dio Delisha Milton-Jones al darse un golpe que no pareció tener más importancia que el dolor momentáneo.

A la postre, mañana se medirán los dos grandes favoritos para el título, el actual tricampeón de Europa en busca de su póquer y el Ros Casares, que persigue el sueño de ganar después de 17 años de sequía europea. El público valenciano jugará su papel, pero las de Isma Cantó deberán hallar la fórmula para frenar a Taurasi, que ayer dio un auténtico recital.