España acaba con España

mundial 2010 | españa 73 - lituania 76

España acaba con España

España acaba con España

Inexplicable derrota de la selección, que llegó a ganar por 15 puntos en el segundo cuarto (26-11) y por 18 (61-43) superado el ecuador del tercero. Otra vez la irregularidad, algunas discutibles decisiones del seleccionador y la ansiedad en los momentos clave lastraron a un equipo incapaz de prolongar sus rachas de brillantez y consumido por algunos errores tácticos básicos pero letales. La derrota ante una Lituania indomable deja a España casi sin más aspiración que el tercer puesto y una ruta hacia semifinales que pasaría por Grecia y Estados Unidos.

Esperpento, calamidad, desastre absoluto de la selección española. Los dos primeros partidos insinuaron que España no anda fina y el tercero ante Lituania, señalado como termómetro de sensaciones y partido bisagra para el posicionamiento en la clasificación, lo demostró de forma categórica. Problemas físicos, dilemas técnicos, errores garrafales en conceptos básicos, desconexiones inexplicables. Un galimatías que apunta a todos, del banquillo a la pista, y que plantea un panorama entre preocupante y desolador. La obsesión con mirar la paja en el ojo de Estados Unidos impide ver las vigas que están cegando a la selección. Ahora, mientras que USA ha cumplido ante tres rivales de primera magnitud, España pena por un grupo absolutamente asequible y aspira poco más que al tercer puesto y a un camino de espinas hacia las medallas: Grecia (si no media sorpresa o picaresca) en octavos, EE.UU. en cuartos.

Así que conviene preguntarse ya no si España sería ahora mismo favorita ante el 'strange team' americano, ante su despliegue físico salvaje y la seda de Durant, genio arácnido,y plantear en su lugar si mantendría esa vitola ante equipos como Grecia. O Serbia, Brasil o la anfitriona Turquía. Esa es, ahora mismo, la realidad. Cruda y dura: frío absoluto. España tiene crédito y merece confianza. Es campeona del mundo y de Europa. Es un gran equipo y conviene recordarlo ahora que las dudas pesan toneladas. En Polonia hace un año (con Pau Gasol y sin EE.UU., Brasil o un anfitrión en estado de efervescencia competitiva) se revertió una situación crítica. Repito: con Pau Gasol. Ahora toca apretar los dientes, volver desde la cripta y confiar en otra segunda parte de campeonato simplemente perfecta. España a priori es capaz de hacerlo. La pregunta es obvia es si lo es esta España en las circunstancias actuales. Que cada uno reflexione y haga su apuesta.

Tozudez en el error

España, malas noticias, calcó errores de forma contumaz. Volvió a entregar el rebote y volvió a conceder demasiadas segundas oportunidades (14 de ataque de Lituania para un 31-40 total a su favor). Volvió a naufragar en defensas básicas de pick and roll en el poste alto o sobre el bote del base, un maná constante de tiros cómodos para el equipo rival. Volvió a olvidarse de circular, de iniciar la jugada poniendo el balón dentro y de seleccionar los tiros con sentido en cuanto se sintió completamente a salvo. Y volvió a pagar sus vetas psicóticas, sus pulsiones ciclotímicas, su extrema irregularidad. La segunda unidad volvió a bajar un par de niveles el tono del juego, sobre todo en ataque (10 puntos del banquillo), y la ansiedad se cebó como un ave carroñera en los minutos decisivos: malos pases, malos tiros, descontrol del tempo, pérdidas, protestas, pésimas decisiones y un final dantesco con la pérdida de balón postrero que puso epitafio a un descalabro mayúsculo.

Scariolo puso su grano de arena en la debacle estirando demasiado los minutos de una unidad de reemplazo sin ningún titular o haciendo aguas con una zona mal ajustada en el segundo cuarto que permitió a Lituania tomar aire y a Kleiza entrar, tarde pero a tiempo, en el partido (terminó con 17 puntos y 8 rebotes). Más: los titulares cayeron en picado cuando el balón quemó. Ni Ricky dirigió bien ni Marc se impuso ni Rudy o Navarro resolvieron a golpe de calidad. Un agujero negro se tragó a España ante un lobo lituano que hizo la goma hasta que olió la sangre de una España encogida. Como la vieja historia del cordero devorado por el lobo: ¿Qué hora es, señor lobo? Las ocho. ¿Qué hora es, señor lobo? Las nueve. ¿Qué hora es, señor lobo? La hora de cenar. Y la cena, ñam ñam, era España. Cuando quisimos darnos cuenta, ya estaba en bandeja de plata y con una manzana en la boca.

Heroica Lituania, Orgullosa Lituania

Porque no hay que llamarse a engaño: a España le ha sacado los colores una versión menor de Lituania. Su nombre impone respeto. Su hambre y su orgullo, su pasión por el juego, su dureza y su mentalidad, también. Es un equipo que está en Turquía invitado por la FIBA, undécimo en Polonia, con la mirada puesta en su Eurobasket (2011) y con un equipo en fase de pruebas en el que Kleiza ejerce de alfa y omega. Con casi todas las vacas sagradas agotando su asueto veraniego, Lituania es un equipo que marcha muy justo para medirse a las grandes selecciones pero que te arranca el brazo si le ofreces la mano. En la gira veraniega de la selección por territorio nacional y en ambiente plenamente festivo (¿Cuándo una preparación con más partidos a domicilio y en territorio hostil?), España ganó dos veces a Lituania por 21 y 19 puntos, anotando 97 y 94, respectivamente. Ahora, en el calor de la competición y con mayoría lituana en la grada, 73 puntos y derrota. Dolorosa, tal vez carísima derrota.

España, además, tiró el partido tras mostrar brotes verdes, rachas de su versión óptima, fases de esas en las que parece lo que es: un equipo campeón de todo. Las salidas del primer y tercer cuarto, siempre con el quinteto titular en cancha, fueron radiantes: de inicio con un 22-11 en el primer parcial (estirado hasta un 26-11). En el tercero con un ejercicio de seriedad y nervio que llevó el partido a una fractura aparentemente irrecuperable para el enemigo báltico: 61-43: +18 con menos de un cuarto y medio por jugar y ante una Lituania sin esos ogros capaces de entrar en combustión y ganar partidos imposibles: Jasikevicius, Siskauskas... En esas rachas Raúl dirigió con criterio en el relevo a Ricky, Navarro anotó (18 puntos), Rudy se multiplicó por la pista (13 puntos, 9 rebotes), Marc dominó las dos zonas (18 puntos, 8 rebotes, 4 tapones), y Garbajosa ametralló desde la línea de tres y defendió con inteligencia a Kleiza. Con inteligencia y ayudas muy largas de Marc que debilitaban el cierre del rebote, el gran lastre que impidió a España descolgar a Lituania al descanso: 43-35 tras las ráfagas de Kleiza contra la zona de Scariolo.

Con esos despuntes y esas desapariciones, que parecían esta vez inofensivas, España cabalgó hasta el 61-43 citado a partir del que comenzó la película de terror, el ejercicio de masoquismo de un equipo que se vació todos los cargadores en sus propios pies. Triples esporádicos camuflaban la entrada en desidia del ataque, cada vez menos colectivo, menos generoso y menos inteligente. Lituania cerró el tercer cuarto agonizante pero con vida (64-53), sin hacer ruido y como quien entra en casa ajena silbando y sin querer llamar la atención.

Cuando la llamó, fue para arramplar el mobiliario y joyas caras y salir por piernas: 0-10 -con dos mates tras calamitosas pérdidas de los de Scariolo- en cuatro minutos y medio en los que España no anotó, 2-13 hasta el empate (66-66), mientras España se desperezaba y a continuación se ponía histérica sin posibilidad de término medio. Pocius, Maciulils y Kalnietis acompañaron a Kleiza en la cosecha de un rival que caía de puro maduro, aterrado, embutido sin remedio en un partido abierto, agresivo y cargado de adrenalina, con golpes en las zonas y mordiscos en las líneas de pase. En el último minuto Kleiza lanzó a Lituania (71-73). Marc falló dos tiros trascendentales, otra vez Kleiza metió dos decisivos y España cerró el partido tardando seis segundos en forzar la última falta, ya a la desesperada, y perdiendo el último balón en busca del tiro improbable, del empate imposible.

¿El futuro? El futuro es Líbano, mañana. Y Canadá, el jueves. Todo lo que no sea plantearse así lo que queda de campeonato sería un error. Otro error. Hay que reconstruir, quizá deconstruir primero. Hay que volver. Hay que llegar a los cruces y hacerlo con más confianza, con más ajustes, con más hambre. Hay que olvidarse de que el camino se ha empinado de forma dramática y concentrarse en volver a ser España, en jugar contra el rival (el de turno, el que sea) y no contra uno mismo. A los demás nos toca creer ahora que cuesta tanto hacerlo. España está viva, España es la campeona del mundo y España tiene crédito. Pero España, ya han caído las vendas, tiene problemas. Serios, muy serios problemas.