Mientras Rusia mantuvo a todas sus baterías, gobernó el espacio aéreo. Cuando el gigante Timofey­ Mozgov (2,16 m), recién fichado por los New York Knicks, recibió la tercera falta, en el minuto 16, los rusos dominaban por 35-30, gracias a ese control del rebote, que impedía correr a EE UU. Pero la tercera falta de Mozgov fue un torpedo bajo la línea de flotación del crucero pesado ruso, que acusó el impacto: parcial de 12-0. 35-42 para Estados Unidos.

Los estudiosos ya han cartografiado el mapa que se le atraviesa a este equipo americano: nada de carreras, control del tiempo y defensas alternativas, entre asignación individual, una zona de un tipo y otra zona de otro tipo. Si EE UU debe pensar, no puede correr. Pero EE UU, pensando o corriendo, siempre tiene la mano de Kevin Durant, KD. Durant acabó con 33 puntos, "y lo mejor fue que lo hizo en el flujo del juego, tomando decisiones y sin que se jugara para él", señaló David Blatt, seleeccionador ruso.

La torre Mozgov.

Tras el descanso, volvió Mozgov y Rusia se mantuvo a distancia de golpeo, hacia los cinco puntos. Pero en el minuto 25 (53-47 para EE UU) cayó la cuarta de Mozgov, por un taponazo a Rose que puso al público en contra de los árbitros. El nuevo pívot de los Knicks se fue al banquillo, con 13 puntos. Y ahí llegó el galope tendido estadounidense: presión, defensa, parcial de 12-3 y 70-56 en el minuto 30. Final, 89-79. Rusia dominó el rebote (45-37), aunque Odom sumó 12 capturas y Billups (15 puntos) guardó las espaldas del magnífico Durant: KD, la sedosa mano que mece la cuna de esta selección de la NBA.