El Belgrado Arena recibió al Madrid a lo grande, con casi 17.000 aficionados que rugieron cuanto pudieron, como si al Partizán le fuera la vida, aunque no se jugara nada. Apenas la honrilla, pero lo dio todo y fue capaz de remontar una desventaja de 17 puntos (16-33) en el inicio del tercer cuarto.

Vimos varios partidos en uno, de la tranquilidad a la angustia, y un desenlace feliz para los de Messina. Victoria­ y primera plaza asegurada. Desde que se creara esta Euroliga de los clubes (2000-01), el Madrid nunca había superado la ronda de octavos como líder. Es el único invicto del Top-16 junto al Barça­ y se cruzará en cuartos, en una eliminatoria al mejor de cinco encuentros (del 22 de marzo al 6 de abril), con el Fenerbahçe­ o el Power Valencia­. El último escollo antes de alcanzar la Final Four quince temporadas después, el gran objetivo blanco de los últimos años anda ya más cerca. Y es que desde que los cuartos se deciden en un playoff, en 21 de 24 ocasiones pasó el equipo que partía con ventaja de cancha. El Madrid nunca la tuvo y por eso, entre otras cosas, cayó dos veces con el Barça­ y otra con el Olympiacos.

Volvamos al coliseo de Belgrado, a esa envidia de pabellón. Allí el Madrid despertó admiración con una primera parte magnífica. Secó al rival, en un día nefasto de ambos equipos en el tiro (¡2 de 30 en triples!). Con la baja de Reyes (luego se le unió Suárez con una sobrecarga en el gemelo), el Real salió con Velickovic, Fischer y Tomic a la vez. Pese al exceso de centímetros, Katic y su estética de leñador hacían pupa dentro (10-7). Con unos ajustes atrás y un parcial de 6-26 se acabó el Partizán... Volvió a la vida tras el descanso: 16-1 y empate a 34. En situación peliaguda, Mirotic dio otro paso al frente (13 puntos, pero 27 de valoración). Y Tomic rubricó su enorme actuación con cinco puntos decisivos en el minuto y medio final. Este es el mejor Real Madrid de lo que va de siglo en la Euroliga.