Un triple de McIntyre en el último segundo de la prórroga, desde ocho metros y tras un rectificado en el aire, con Prigioni delante y Mirotic a un lado, puso a Málaga de pie en el debut de Garbajosa. Fue una canasta de ensueño firmada por un veterano base americano de apenas 1,75. Hazaña de un bajito con clase. La guinda gigante de un final mágico que cubrió un pastel horrendo, de los que cuesta digerir incluso a los más golosos. Habría que empezar a quitar puntos por exhibiciones tan cochambrosas en ataque. Si este es el camino para levantar al baloncesto... mal vamos.
El final de la prórroga, al menos, lo tapó todo, un último minuto y medio al que se llegó con empate a 59. Prigioni, erigido en el líder espiritual del Madrid, clavó tres triples brutales, pero su arrojo quedó sin premio. Derrota carísima a tres días de la batalla por la Final Four. Desgaste extra y dos posibles bajas para el martes, la de Sergio Rodríguez (contractura en una pierna) y la de Tucker. El Barça se va, pero para los blancos ahora eso es lo de menos. Lo de más, el panorama que le queda. Porque el base argentino se lo jugó todo a lo Petrovic debido al colapso de sus compañeros, con la única excepción de Tomic (Llull, mal, ya andaba eliminado). Y al omnipresente Prigioni -casi anota también un palmeo entre las torres- le respondieron a grito de tres Berni, Garbajosa (a menos de 30 segundos) y McIntyre.
El Madrid había gastado medio último cuarto sin anotar (siete triples errados seguidos y tres pérdidas) y hasta el sprint final sumaba nueve puntos en los once minutos anteriores. El Unicaja se lo pensó y aceptó el regalo in extremis. Málaga ruge y Garbajosa se emociona.
