Hacía dos años exactos que el Real Madrid no sumaba tantos puntos en Europa (61-104 en Oldemburgo). La diferencia es que esta vez el rival no era una perita en dulce y sí una plantilla con grandes nombres y muchos millones invertidos con el reto de jugar la Final Four en casa, en Estambul. No va por buen camino el Efes. Quizá el boato blanco en una noche como la de ayer le atenúa como equipo, pero eso lo sabrá mejor su técnico, el guerrillero Sarica -poca imaginación-, y sus figuras: Ilyasova, Vujacic, Savanovic... (Kinsey fue baja).

El Efes salió de la Caja Mágica con cara de perdedor tras una derrota de las que crean cisma en un club ganador, lo contrario que el Madrid. Puro espectáculo pirotécnico. Carroll­ encendió la mecha con un segundo cuarto y un inicio del tercero antológicos: 17 puntos (5 de 6 en triples) en 13 minutos. Nadie en la Euroliga da más en menos. Por entonces la renta blanca saltaba el muro de los 20: 63-41. Dando cobertura a Carroll hubo un equipo que cada día se entiende mejor, más solidario atrás y generoso en el pase, que poco a poco suma jugadores a la causa (sólo Ibaka no acaba de engancharse como querría: uno de los técnicos le invitó a que atendiera en un tiempo muerto). Buenos minutos de Tomic de salida y la confirmación de que Suárez se ha subido al carro. Partido completísimo del de Aranjuez, tanto como el de Mirotic, que batió en el cara a cara a Ilyasova.

Como ante el Unicaja, el Madrid resolvió en tres cuartos con 81 puntos, ¡lujazo! De ahí al bajón de adrenalina sólo hubo un paso, también en una afición extasiada, que no disfrutaba tanto desde el otoño de 2006 con Joan Plaza. Cuatro minutos y medio sin anotar devolvían al Efes a la batalla: 83-76. Pero faltaba la traca y esa corrió a cuenta de Rudy: taponazo, triple, triple y alley-oop con Sergio Rodríguez. Bonita serie final. No hay nada como divertirse en la cancha, que se lo pregunten a Sergio. 10 asistencias en una noche de bailes de magos. Gustándose.