El día de la bestia

euroliga | real madrid 93 - spirou charleroi 89

El día de la bestia

El día de la bestia

El despliegue de Ibaka, la mejor noticia del Real Madrid en un partido sufrido ante el meritorio Charleroi. Susto de Rudy y participación decisiva de Pocius y, en el tramo final, Felipe Reyes.

El Real Madrid anotó 93 puntos en otro partido alegre de anotación y ritmo pero en el que esta vez no enamoró. Apenas brilló y vivió a golpe de sustos por un marcador que nunca se llegó a estirar en un partido que nunca se llegó a romper y en el que el corazón de la Caja Mágica se paró cuando Rudy se fue con problemas de rodilla. Al equipo de Laso le queda rescatar un triunfo que le lanza hacia el Top 16 y celebrar que ha descubierto al verdadero Ibaka, cada vez más Ibaka tras una pretemporada a golpe de corneta desde que comenzó a vestir de blanco.

Porque en un día en el que los estilistas pasaron de puntillas (Carroll cumplió con 16 puntos pero 1/6 en triples) por el partido y en el que el tiro exterior otras veces decisivo se encasquilló de forma improbable (3/21 en triples, el primero al borde del descanso tras once fallos seguidos), el despliegue físico de Ibaka fue lo que llenó los ojos de la afición blanca: 12 puntos (5/6 en tiros), 9 rebotes, 5 tapones y 24 de valoración en menos de 23 minutos.

La aportación de Ibaka fue decisiva en la recta final e instrumental en el segundo cuarto. Su intensidad, y la de Pocius, pusieron el despertador a un Real Madrid que pasaba por el partido como si no fuera con él (21-27 al cierre del primer cuarto), esperando que cayera por su propio peso un Charleroi que casi nunca cae por su propio peso. Ibaka cambió tiros, aterrorizó a los penetradores, cogió rebotes, corrió la pista y anotó lo que pudo. Eso es y eso fue, por fin, Ibaka. El jugador más relevante junto a un Pocius que, con el acelerador a fondo, terminó con 20 puntos y a un Felipe que apareció en la recta final, cuando todo era refriega y trabajo de fontanería: 8 puntos, 9 rebotes, 7 faltas recibidas. Que ellos tres fueran los más destacados dice mucho del tipo de partido que provocó primero, aceptó después y sufrió al final el Real Madrid. Rudy pasó de largo hasta que se lesionó, Llull aportó poco, Suárez y Mirotic fueron de más a menos y mientras que Carroll cumplió, Tomic dejó uno de esos partidos en los que su falta de intensidad le deja completamente al desnudo. Por eso jugó ocho minutos hasta que Laso, harto, le echó la bronca. Y acto seguido le sentó.

El Real Madrid sufrió hasta el final (70-69 al término del tercer cuarto, 81-78 en el minuto 34, 90-86 con noventa segundos por jugar....) en un partido en el que ganó la valoración por un rotundo 122-74, en el que cogió más rebotes (35-24), hizo un tremendo 73% en tiros de dos y anotó 28 tiros libres (28/32) por 9 de su rival. ¿La razón? El lastre del 3/21 en triples, la falta de intensidad en algunas fases de los tres primeros cuartos y la resistente e inoxidable coraza de Charleroi, un buen equipo de baloncesto. Uno que ha ganado un partido y ha perdido cinco pero que entiende y engrandece este juego. Saca lo máximo de lo que tiene, no se rinde nunca y juega con intensidad y sentido. Así ganó en Estambul y así apretó a Maccabi primero y Real Madrid ahora. Metió 8 de sus 12 primeros triples (12/22 en total), varió defensas, dominó el ritmo y jugó durante más de treinta minutos un baloncesto puro y clásico a partir de su batería de exteriores: Mallet, Hamilton, Hill, Green... Jugando a partir de situaciones de dos contra dos, penetrando, dividiendo y encontrando buenos tiros abiertos... baloncesto bien jugado desde el conocimiento de las propias limitaciones: mucho mérito.

Contra eso necesitó el Real Madrid llevarse un susto (técnica a Begic y 75-76 ya en el último cuarto), necesitó que el partido se estropeara con tensión, necesitó clima de asfixia y muchos tiros libres (23 en el segundo tiempo). El equipo belga se cargó de faltas y se quedó sin aliento aunque luchó hasta el final. Por eso el Real Madrid necesitó sangre fría en los últimos tiros libres y hasta un rebote en ataque salvador de Felipe que evitó una posesión de Charleroi con 91-88 y muchos segundos por jugar. Así que no fue el partido esperado para el Real Madrid pero fue un partido interesante de ver y que inclinaron finalmente la lógica, la suma de calidad, la profundidad de plantilla...y el despliegue físico de Pocius y sobre todo Ibaka. Así que, con los dedos cruzados por la rodilla de Rudy, este fue el día de Ibaka. El día de la bestia.