A 5:48 para el final del partido Rudy Fernández hizo un mal gesto y se lesionó la rodilla izquierda. Él solito, sin golpe de por medio, lo que disparó aún más las alarmas. En seguida se llevó la mano a la parte posterior de la articulación. El hematoma no le impidió marcharse a casa por su propio pie. Hoy a primera hora se le realizarán las pruebas para valorar el alcance exacto de la lesión. Puede estar de baja apenas unos días o más de un mes si tiene dañado el ligamento lateral externo.

Triste cierre a otro partido de vértigo ofensivo. Porque este Madrid divierte incluso sin tener su mejor día. A los de Laso les faltó concentración (Tomic no volvió a jugar tras comerse en defensa una penetración) y les costó leer el ataque de un Charleroi magníficamente entrenado por Bozzi. Genera y aprovecha los espacios con precisión de equipo grande. Es un campeón, aunque sea de la Liga belga. Ganó en Estambul y apretó al Milán, al Maccabi y ahora al Madrid.

Los blancos arrancaron cuesta abajo y cogieron velocidad. Sergio Rodríguez robaba y asistía (nueve pases de canasta) y Mirotic anotaba fácil (8-2, 15-10...). El Charleroi supo cambiar rápido la inercia: circulación y acierto en los triples, a uno por minuto en lo que restaba de cuarto (10 de 22 en el partido).

El Madrid encontró una marcha extra con Ibaka en pista, que salió en plan destroyer. Le contamos seis gorros, le apuntaron cinco. Añadió 12 puntos y 9 rebotes. El relevo energético se lo dio Pocius (20 puntos) en una segunda parte tremenda. Encaró siempre el aro, retó a cualquiera. Pero ni él ni nadie en el Real anotaba de tres (3 de 21) y el Charleroi se puso uno arriba (75-76). Neutralizado a tiempo.