Medio siglo después, esta intrahistoria puede parecer increíble, pero ha de ser cierta si se cree lo que cuenta Gary M. Pomerantz en su libro 'Wilt, 1962' (Three Rivers Press, Nueva York): ningún periodista de Nueva York cubrió en directo aquella noche histórica del Hershey Sports Arena... aunque eran los New York Knicks la pieza que se veía ante las zarpas de Wilton Norman Chamberlain.

Según Pomerantz, en la Sala de Prensa de Hershey sólo sonaba el rat-a-tat-tat de las teclas de una máquina Olivetti que tableteaba Harvey Pollack, pluriempleado enviado especial del Philadelphia Inquirer y de la Associated Press. Había otros dos cronistas de Filadelfia, Jack Kiser y Jim Heffernan, pero ninguno se llevó máquina alguna: el cierre más tardío de sus periódicos, The Daily News y The Evening Bulletin, les concedía tiempo para regresar a Filadelfia (a 133,5 kilómetros de Hershey) y escribir ya en las redacciones.

Cuando Chamberlain superó los 60 puntos, el Inquirer telegrafió a Pollack: "Por favor, detállenos cada canasta de Wilt".