El Caja Laboral sobrevive a un buen Real Madrid

LIGA ENDESA | CAJA LABORAL 67-REAL MADRID 66

El Caja Laboral sobrevive a un buen Real Madrid

El Caja Laboral sobrevive a un buen Real Madrid

El conjunto de Ivanovic se lleva un partidazo (67-66) en la puesta de largo del renovado Fernando Buesa Arena. Récord de asistencia a un partido ACB con 15.504 aficionados.

El Caja Laboral no quiere ser el tercero en discordia, ese equipo que aparece en las quinielas porque alguna alternativa hay que dar a Real Madrid y Barcelona. Tras un comienzo de temporada dubitativo, los de Dusko Ivanovic apretaron y están en plena ascensión al segundo puesto de la tabla, su techo, toda vez que el Barça se intuye inalcanzable. Soluciones buscó el conjunto baskonista a mitad de año y, tras contratar al habilidoso gigante Lampe, se fichó a Andrés Nocioni, gloria eterna de este equipo. Sin el argentino no se entiende el partido que Caja Laboral ganó al Madrid (67-66). Un punto separó a ambos equipos en el marcador, lo que habla de la tremenda igualdad en la cancha, a pesar de las 15.504 gargantas (récord en un partido ACB) que, enardecidas, apoyaron al conjunto vitoriano. Aún así, a punto estuvo el Madrid de profanar el renovado Buesa Arena.

Al Madrid se le ha atragantado el País Vasco. Sus tres visitas (Gescrap, Lagun Aro y Caja Laboral) se han saldado con el mismo número de derrotas. Puede parecer una fobia, pero es sabido que, desde que Rudy e Ibaka no visten de blanco, el Madrid flojea cuando tiene que viajar. Lo cierto es que el equipo de Pablo Laso se encomienda demasiado a su acierto y, cuando este no llega, está demasiado expuesto porque carece de bloque defensivo. A eso se agarró Ivanovic, que caló al Madrid de lleno. Paró su contraataque, cerró el camino a la posibilidad de que los bases penetraran y jugaran con los pívots y levantó murallas en la línea de 6,75. Ni siquiera el comodín de los aleros altos le valió esta vez a Laso. El estratega serbio lo tenía todo previsto, incluido el incesante empuje blanco.

Volviendo al partido, Caja Laboral desactivó desde el primer minuto al Madrid. Tanto en ataque como en defensa, los vitorianos tenían un antídoto para cada situación. Ahí echó realmente de menos el Madrid a Jaycee Carrol, el desatascador por excelencia. El Madrid estuvo perdido durante el primer cuarto y buena parte del segundo. Mirotic empezó con un triple a los 15 segundos. Siete minutos y medio después, los de Laso conseguían encestar otra vez por medio de dos tiros libres de Felipe Reyes, único que sabía que se jugaba su equipo. Entre medias, ocho tiros de campo fallados y un parcial de 11-0 para Caja Laboral. Terminado el primer cuarto, un paupérrimo 14-7 para los locales. La contienda no mejoró y con 34-26 se llegó al parón del descanso. Un dato esclarecedor de la situación: en el minuto 15, Caja Laboral sumaba 28 puntos de valoración por uno del Real Madrid.

Algo ocurrió en el vestuario y el efecto Llull apareció sobre el Buesa Arena. Cuando el menorquín corre, mejor dicho, se desliza, el Madrid juega cuesta abajo, disfruta. Y lo demostró con un gran tercer cuarto. Los blancos empezaron a mover la pelota y voltearon el encuentro en un abrir y cerrar de ojos. Antes del ecuador del tercer periodo, el Madrid se colocó por encima (42-43) en el marcador gracias a un parcial de 0-8 con triples de Suárez y Singler incluidos. En esos momentos, Laso suele tirar de Reyes. El capitán desquicia a sus rivales por su facilidad para anotar, rebotear y sacar faltas, pero el técnico vitoriano no lo vio y los blancos se asustaron cuando se adivinatron opciones de ganar. La deriva del partido era de infarto, digna de este duelo. Tan pronto se estaba en una canasta, como se veía el balón llegando al otro aro.

Con 48-50 se inició el cuarto periodo. Entonces aparecieron dos jugadores que disfrutan con el morbo de sentir el frío aliento de la muerte en el cogote. Nocioni, de regreso a la tierra prometida, y Prigioni, que volvió a principio de temporada, recordaron viejos tiempos. 13 puntos entre los dos hirieron al Madrid. Pero no es el conjunto de Laso un equipo débil en esas situaciones límite. Dos triples de Llull y Singler dejaron el partido en 67-66 a falta de un minuto. Entonces, el menorquín, inmenso, se jugó la última bola dos veces. La primera, una bandeja imposible. El destino le guardó una segunda opción y, como el partido lo mereció, se trató de hacer a la heroica. A falta de 0,8 segundos, Llull intentó un alley oop que nadie sabe porqué no entró. Un honorable final para un gran choque, que aleja al Madrid de la posibilidad de ganar la Liga regular y acerca al Caja Laboral al sueño de ser segundo.