Begic resucita y Rudy se sale en plaza grande

Euroliga | Fenerbahçe 75 - Real Madrid 83

Begic resucita y Rudy se sale en plaza grande

Begic resucita y Rudy se sale en plaza grande

afp

El Madrid se gustó en Estambul ante el nuevo rico de la Euroliga. Los focos alumbraron a Rudy; pero Carroll le dio apoyo, Begic renació, Draper atacó a McCalebb y Sergio lo bordó al final. Y todo sin Llull ni Hettsheimeir, que en unos días podrá ejercitarse ya con el equipo.

Al final jugó McCalebb y sí, fue un duelo de Final Four. Esto último lo leerán varias veces durante la temporada, porque si hacen cuentas les saldrán como a mí ocho o nueve equipos con potencial para viajar a Londres. Vivimos la Euroliga más igualada en mucho tiempo, donde nadie es perfecto. Fijos como el CSKA y el Panathinaikos dieron un pasito atrás y el resto uno hacia delante. El Madrid anda ahí, en la pomada, bien untado. Con querencia al vértigo y con un talento exterior descomunal. Pero esta vez más concentrado, atento a las figuras rivales, a los detalles, al rebote. En Estambul­, en plaza grande, hizo pública su candidatura.

Manejó el duelo y no perdió nunca el mando y eso manteniéndose fiel a su estilo, a sus vaivenes: encajó un parcial de 11-0 cuando ganaba por 15 (41-56). El Fener­bahçe, incluso, se puso a dos (64-66). La sensación era otra, de abrumador dominio visitante. Exhibición grupal, pese a que Begic­ y Rudy acaparen el titular. El gigante­ resucitó, con toque de atención incluido, tras mes y medio moribundo. Y bien que lo necesita el Madrid (14 puntos, diez en el primer cuarto, 6 rebotes y 2 tapones que no le apuntaron). Preciso y activo. Otro Begic­, el de hace unos meses, el que mejoraba a Tomic. El papel más estelar le cayó a Rudy. Hizo lo que quiso cuando quiso. Diferencial en ataque, pero clave atrás. Si vuela libre como un pajarillo tiene un nivel que la mayoría de jugadores sólo alcanzan a soñar.

Protagonistas, aunque no únicos. Draper encimó de salida a McCalebb como no se había visto en años. El esguince lo mermó, pero Draper­ le hizo pupa con su velocidad de manos (también buen trabajo inicial de Suárez, digan lo que digan los números). Mientras, Carroll, a lo suyo, fusil en mano, apoyo y relevo perfecto de Rudy. Y qué actividad la de Slaughter. Aparece en cualquier sitio para echar una mano (rebote, ayuda defensiva, continuación...), aunque tirar, que tire poco. Junto a Sergio Rodríguez y su magnífico último cuarto dio la puntilla al nuevo rico. El Madrid se gusta.