“A veces tus mejores jugadores fallan tiros. Son cosas que pasan…”. Al habla Mike Woodson, al que en plena tormenta de rumores sobre su futuro le tocó pasar por el Chesapeake Energy Arena. Que es como ir al barbero: 23-3 en casa para los Thunder, dueños de la segunda casa más difícil de asaltar después de la de Indiana Pacers (24-2). No están los Knicks para grandes hazañas y menos con un 5/19 de Carmelo Anthony. Que sí, a veces falla tiros. Más cuando le defiende Kevin Durant…

Porque el máximo anotador de la liga (31’2) se tomó como algo personal el duelo con el segundo (27’1). Supongo que en parte porque le olía a chamusquina el 1-11 que llevaba encajado en duelos directos con Carmelo Anthony. Ya son dos triunfos y son todavía once derrotas, aún muchas cuentas que saldar… A Durant le dio tiempo de incordiar a Carmelo en defensa y de firmar un partido monstruoso en ataque. Se quedó a una asistencia del triple-doble, tuvo más de tres minutos para lograrla al final, y acabó con 41 puntos, 10 rebotes y 9 asistencias. Números que nadie le hacía a los Knicks desde hacía treinta años. Y a los que hay que añadir un par de tapones y otro partido por encima del 50% en tiros: 12/22. Otro día más en la oficina... siempre y cuando seas de otro planeta.

A lomos de Durant, un cohete que aterrizará casi inevitablemente en el MVP, los Thunder siguen sorteando felices la ausencia de Westbrook. Sin él sigue creciendo Reggie Jackson y no faltan un par de triples de Derek Fisher. Ibaka volvió a ser absolutamente eficiente (8/11 para 16 puntos, 9 rebotes) y los Thunder dejaron su habitual estela de equipo superior. Los Knicks… no. En días en los que lo más llamativo es la aportación, desde el banquillo y en minutos muy controlados, de Amare Stoudemire, sumaron otro triunfo que no sumará mucho pero desde luego no restará nada a los rumores, o más que rumores que circulan en torno a Woodson.