La muerte del legendario Jerry Buss, el propietario de los Lakers desde 1979 hasta el día de su muerte, el 18 de febrero del año pasado, dejó un amplio vacío en una de las franquicias más legendarias de la NBA. Con algo más de un año transcurrido, sus hijos y sucesores Jeanie y Jim parecen no haber podido estar aún a la altura que demanda la historia de la franquicia de los de púrpura y oro.

Consciente de la importancia, tanto a nivel deportivo como comercial, de los Lakers para la NBA, su comisionado Adam Silver cenó el lunes de la semana pasada con Jeanie Buss, copropietaria y presidenta del equipo. En un principio, y según reveló ella misma, el motivo por el que ambos se reunieron no era otro que el de tranquilizar a la Liga por el posible conflicto de intereses que pudiera surgir una vez que su prometido (Phil Jackson) se hubiera convertido en el nuevo presidente de los Knicks. No obstante, y según cita 'Bleacher Report' aludiendo a fuentes de la propia NBA, un segundo tema se puso encima de la mesa.

Silver, preocupado por la mala imagen ofrecida por los Lakers en los últimos tiempos, instó a Jeanie a acaparar el liderazgo de la franquicia. El poder es suyo, por los que los principales dirigentes de la Liga desean que lo ejerza de una manera más clara y contundente, que sea más agresiva. No se trata de un problema de confianza hacia su persona, sino de que dé un paso adelante. 

La presidenta de los Lakers parece haber entendido lo que la Liga espera de ella si nos atenemos a lo mostrado en sus recientes apariciones en los medios de comunicación estadounidenses. "Soy la voz. Estoy en los más alto de la cadena", comentó en una entrevista en una emisora de radio de la 'ESPN'. Por si hubiera alguna duda respecto a la bicefalia que muchos pueden intuir que rige a los Lakers con su hermano y ella como cabezas visibles, recordó que es ella quién supervisa las funciones de Jim: "Su trabajo, depende de mí". 

Viendo esto, muchos pueden no comprender cómo dejó escapar a su prometido, el 'Maestro Zen', para reconstruir a los Knicks, cuando los Lakers también necesitan la mano de un fino cirujano para reconducir su marcha. Pese a que ya explicó que no le ofreció cargo alguno por no haber en este momento ninguno disponible en el organigrama laker, la dirigente podría haber optado por evitar una confrontación con su hermano, quien ya decidió no volver a contratarle como técnico en noviembre de 2012 tras el despido de Mike Brown. De esta manera, habría evitado a su hermano una suerte de humillación y mantenido la cordialidad en el seno de la familia Buss. "Para mí es importante construir consenso, tener a todo el mundo en el mismo barco y si hay un desacuerdo, llegar a un entendimiento. Ese es mi estilo a la hora de manejar las cosas", resume Jeanie. Por el momento, el legendario Jerry (allá donde quiera que se encuentre) puede respirar tranquilo.