Los Clippers van cogiendo forma de equipo veterano y con experiencia y no sólo por la victoria de esta noche contra Houston Rockets (107-118) uno de los ogros de su Conferencia, la Oeste, sino por la forma en que la lograron.

Porque las malas noticias empezaron pronto. En el minuto 5:49 del primer cuarto, Blake Griffin forcejeó por la posición con Donatas Motiejunas y cayó al suelo tocándose la espalda. El ala-pívot tuvo que retirarse del encuentro con una contractura en la espalda. No se conoce aún el tiempo de baja de un jugador que ha disputado todos los partidos de Liga al igual que su compañero en la pintura DeAndre Jordan.

Pero para no facilitar las cosas, y con un déficit de 13 puntos, Glen Davis fue mandado al vestuario por su técnico, Doc Rivers, claro responsable de la madurez de este equipo, como medida disciplinaria tras quejarse por su cambio. No volvió a jugar, aunque si pidió perdón a su entrenador por su comportamiento.

Y es en estas situaciones cuando aparecen los grandes jugadores. Las estrellas como Chris Paul. CP3 se lanzó a la conquista de Texas con un magnífico doble-doble (30 puntos y 12 asistencias) que condujeron a la victoria a su equipo y a asegurar por tercera vez consecutiva, récord de la franquicia, su presencia en los próximos playoffs (ahora son terceros, 52-22). Pero no sólo Paul agrandó su figura, sino que Jamal Crawford (22 puntos) y DeAndre Jordan (20 puntos y 12 rebotes) también destacaron.

Sobre todo el pívot. Ante la ausencia en los Rockets de Howard por problemas en su tobillo izquierdo, dominó ambas zonas y su aportación fue fundamental para hacer frente a cualquier tipo de reacción local, siempre comandada por unos genial James Harden (32 puntos) y Chandler Parsons (28 puntos), que mantuvieron el encuentro vivo hasta el último suspiro.

Con esta derrota, los de Houston se encuentra en cuarto lugar en el Oeste (49-23), a dos partidos por detrás de los Clippers y tres por encima de los Portland Trail Blazers, quintos.