El Barcelona ha anunciado este sábado un acuedo con Edwin Jackson, aunque podría reservarse una opción por otro año más. El club azulgrana pagará unos 300.000 euros por llevarse al máximo anotador de la Liga Francesa (18,7 puntos por partido, 14,1 en la Eurocopa), un escolta que llega desde el ASVEL Villeurbanne para reforzar una línea exterior en la que cayó para toda la temporada Marcus Eriksson y han caído en las últimas semanas Álex Abrines, Brad Oleson y un Juan Carlos Navarro que reapareció ayer ante el Panathinaikos. A priori Oleson y Abrines no están tampoco lejos de volver a las canchas pero la apuesta del club es hacerse con un jugador que está explotando en las dos últimas temporadas y que viene para esta temporada con opción de quedarse la próxima en función de su rendimiento.

Edwin Jackson es un escolta de apenas 1,90. Tiene físico pero no características de base. Esa corta estatura le hizo no ser drafteado por ninguna franquicia NBA en 2011 aunque no le ha impedido hacerse un hueco en la selección francesa que fue medalla de bronce en el pasado Mundial, en el que jugó su mejor partido en la primera fase ante Serbia (12 puntos). Apenas participó en el fatídico (para España) partido de cuartos de final en el que los galos pudieron con los de Orenga. Estrella en las categorías inferiores, es ahora cuando está alcanzando su mejor nivel después de haber sido máximo anotador de Francia también la temporada pasada y de haber sino nombrado Jugador más Mejorado y Mejor Francés de la competición.

Jackson es un jugador de estilo valiente y espectacular, con muelles y físico para resolver cerca del aro y para elevarse en suspensión por encima de sus defensores. Tiene un gran tiro desde media y larga distancia, y esa variedad de recursos le hace difícil de frenar en el uno contra uno o cuando inicia la jugada después de salir de los bloqueos. Muy efectivo como finalizador y como tirador abierto, ha ido mejorando también en otras facetas del juego y ya no es tan plano: está promediando más de 3 asistencias por partido esta temporada.

Hijo de Skeeter Jackson, jugador estadounidense que brilló como universitario y que acabó jugando en Francia, tiene facultades para ser un anotador muy difícil de frenar en el baloncesto FIBA: rápido, con talento y parece que por fin con la madurez suficiente para dar el salto a un grande. El Barcelona le espera, donde se enfrentará a una exigencia hasta ahora desconocida para él (competirá por minutos con Navarro, Oleson, Hezonja, incluso un Abrines que sigue alternando minutos de escolta y alero…). Si se adapta y funciona, será por su estilo un jugador muy apreciado por el Palau y un arma más para este Barcelona que está mejorando sus registros ofensivos de las últimas temporadas.

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