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KNICKS 90-SUNS 99

Knicks: por la mañana, tampoco

Sigue la pesadilla en Nueva York: 5-24 ya para los Knicks. Nadie ha perdido tantos partidos. Los Suns ganan sin hacer nada especial y a lomos de Bledsoe, Morris y Thomas.

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Knicks: por la mañana, tampoco
Alex GoodlettAFP

Todo en los Knicks tendrá que esperar: todo menos las derrotas, ya 24 (5-24), otra vez una más que los Sixers (2-24). La cultura ganadora, el triángulo ofensivo, las batallas del Madison (3-12 en casa…): todo tendrá que esperar. ¿A qué? Como mínimo al verano, a que se liberen los contratazos de Stoudemire y Bargnani. Y a que cale mínimamente alguna idea, a que al menos algo no resulte completamente disfuncional… Algo. Ahora los Knicks (sin Stoudemire, sin Bargnani, sin JR Smith, sin Shumpert…) viven pendientes de las molestias de Carmelo Anthony y de lo que pueda hacer el alero, cuyo repertorio incluye muchas cosas pero no milagros. No de forma cotidiana al menos. Los Knicks son un galimatías perdedor, aburrido, desairado. Pierden contra equipos buenos y malos; por la noche, por la tarde y hasta en sesión de mediodía. Da igual: pierden.

Hace dos temporadas unos Knicks no radicalmente distintos ganaron 54 partidos y perdieron 28, sólo cuatro más de los que ya han perdido. A aquel equipo de Woodson (el de Carmelo como cuatro abierto) se lo tragó el vórtice de entropía que lleva lustros adherido a James Dolan y sus proyectos, este en manos de un Phil Jackson que ya empieza a ser cuestionado. Él y un Derek Fisher que enseña muy poco catálogo de entrenador y al que quizá, como rookie del banquillo, le esté superando la situación. Cuando quedaban 40 segundos y con 88-95 para los Suns, los Knicks no hicieron falta y dejaron que Bledsoe gastara casi 20 segundos antes de anotar. Después, 90-97 y 12 segundos por jugar, sí le llevaron a la línea de tiros libres. Una anécdota pero también una prueba del sinsentido actual de los neoyorquinos.

Los Suns hicieron méritos para perder durante más de medio partido (desde el 4-15 inicial al 66-61 tras 35 minutos) pero también lo justo después para ganar. Después de seis derrotas seguidas, no hay como un viaje por el Este: victoria en Charlotte, victoria en Nueva York. Y 14-14 con la sensación de que no les va a llegar para sacar del mapa de playoffs a ninguno de los ocho grandes del Oeste (Spurs, Thunder, Clippers, Warriors, Grizzlies, Rockets, Mavericks, Blazers). Para llevarse el partido de un Madison donde llevaban un par de años estrellándose les bastó con poner a Tucker encima de Carmelo (25 puntos y 11 rebotes pero un carrusel de errores en los últimos tres minutos) y aplicar en ataque la lógica de la que se habían olvidado durante muchos minutos: circulación y buenos tiros ante una defensa rival que no aguanta demasiados segundos sin enseñar las costuras. Bledsoe anotó 13 de sus 25 puntos en el último cuarto, siete seguidos cuando aún apretaban los Knicks. Thomas puso 9 en ese último parcial y Markieff Morris terminó con 19 después de sostener a los de Arizona en el tercer cuarto con diez puntos seguidos. Durante medio partido los Suns lo fiaron todo al juego en transición y dejaron demasiadas segundas opciones a unos Knicks que cogieron 17 rebotes de ataque, 7 ese Dalembert que es como un elefante en una cacharrería. Con los tres bases (Dragic, Bledsoe, Thomas), Tucker y Morris, puro small ball, los Suns ganaron en cuanto se lo propusieron.

En los Knicks se paró el motor con Carmelo. Los puntos inciales de Jason Smith, claro, no aparecieron al final, y Hardaway sumó 16 y otras tantas malas decisiones. No hay mucho más. Calderón pasó de puntillas por la recta final y terminó con 21 puntos y una brillante serie de 5/6 en triples. Sólo 3 asistencias en un rol en el que cada vez hay menos de playmaker y que le aparta de la pelota para buscar tiros abiertos. Cuando entran, las cosas no van tan mal aunque en defensa sea un suplicio perseguir a los bases supersónicos que pululan por la NBA: los Suns tienen tres y los pusieron a la vez en pista. Suficiente para ganar en el Madison. La noticia es que hace mucho tiempo que eso dejó de ser noticia.