Ricky Rubio ha vuelto a las canchas 42 partidos después. 88 días han tenido que esperar los Minnesota Timberwolves para volver a contar con su jugador insignia en estos momentos tanto por calidad como por contrato (56 millones de dólares por cuatro años, una media de 13,7 en comparación a los 12 de Pekovic). Los Wolves le necesitan. Es un equipo joven y en constante reconstrucción, que requiere de un jugador que guíe el proceso, poco a poco, hacia la madurez. Y ahí entre Ricky.

Esta es su cuarta temporada en la NBA. Toda una vida ya para un Rubio en el que se había puestas muchas esperanzas este año. Se esperaba que fuera la campaña de su consagración, la del paso adelante ya sin Kevin Love haciéndole sombra. Pero el 7 de noviembre todo volvió a empezar. El internacional español se lesionó ante los Orlando Magic cuando sólo restaban dos minutos para acabar el segundo cuarto. El diagnóstico fue un esguince severo en el tobillo izquierdo. Las especulaciones sobre su vuelta crecieron con el paso de su ausencia. Antes de Navidad, en el día de Navidad, a mita de enero... Muchas informaciones que finalmente han desembocado en el partido de esta madrugada ante los Dallas Mavericks en el American Airlines Center. 

"Es la hora, Ricky vuelve". Así se anunció un regreso que se hizo realidad de verdad en el minuto 7:50 del primer cuarto, cuando Rubio encestó su tercer intento a canasta. Los primeros puntos de los Wolves en el partido (10-2), para hacer unos números finales de 10 tantos, 4 asistencias y 3 rebotes en los 21 minutos que estuvo sobre la cancha. Nada mal para tanta inactividad, aunque siempre se espera mucho más del catalán, eso es verdad.

Su regreso, de todas formas, no tuvo ese efecto revolucionario que se esperaba, ya que aunque los Wolves estuvieron cerca todo el partido, sólo en pequeñas fases dieron una verdadera sensación de poder hacer frente, luchar tú a tú, a unos Mavs que no pudieron contar con el lesionado Rondo. Su puesto lo ocupó un J.J. Barea (10 puntos, 8 asistencias y +17 con él en la pista para los texanos) que en los últimos instantes del partido, y tras cinco inquietantes puntos de Mo Williams seguidos (96-94, 1:52), dio calma y el triunfo definitivo a los Carlisie gracias a cuatro tantos (100-94) que certificaron la victoria número 33 de los Mavericks.

Al margen del base de Puerto Rico, también cabe destacar el papel tanto de Monta Ellis (23) como de Chandler Parsons (18) que volvió a jugar tras perderse los dos últimos encuentros. Por el lado de los Timberwolves, Kevin Martin (19) fue el máximo anotador.