OLYMPIACOS 71 - BARCELONA 68

Printezis aniquila al Barcelona

Increíble final en Atenas: el Barça ganaba de 4 a un minuto del final pero encajó un parcial de 10-3 que le deja eliminado de la Euroliga. El Olympiacos regresa a la Final Four.

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Después de caer una y otra vez en el cepo diseñado por Pascual, Spanoulis llegó al minuto 25 con 3 puntos y 4 de valoración: terminó con 17 y 17. Después de ser el factor X del Olympiacos en los dos partidos anteriores, Printezis llegó al último cuarto con 6 puntos: anotó otros 8. Y llegó al último segundo con un 0/5 en triples: anotó el último, sobre la bocina. Un tiro que ya forma parte de la leyenda negra de un Barcelona que hizo casi todo lo que hay que hacer para ganar en Atenas… menos ganar. Spanoulis y Printezis, una cantinela que se saben de memoria casi todos los grandes equipos de Europa. Volvió el Olympiacos de las mil vidas, con una aportación decisiva de Mantzaris y todos los ingredientes de su receta habitual: arbitraje muy casero, defensa más allá del límite, instinto de supervivencia y puntos que caen con cuentagotas... pero cada vez que hay que meterlos.

Una versión aplicada de la gota china que vale otra Final Four, la quinta en siete años. Un equipo que no ha perdido ni un gramo de competitividad pese a la fuga de Law, Hines, Perperoglou, Papanikolaou o Antic. Y que mantiene intacta una personalidad que ha pasado de Ivkovic a Bartzokas y de este a Sfairopoulos de manera admirable. Cambiar todo para que nada cambie: enorme Olympiacos y un tapado muy destapado para la Final Four de Madrid. De primer plato, ese transatlántico llamado CSKA que tiene esa gota china (Spanoulis, Printezis…) en el subconsciente desde la increíble final de 2012 o la aplastante semifinal de 2013. Lo dicho: un tapado muy destapado

El Olympiacos ha ganado tres partidos seguidos al Barça después de ser zarandeado en el primero, en el Palau, y de no ser mejor en los dos de Atenas. Ni mejor ni peor sino todo lo contrario: es el que ganó, casi siempre es el que gana. Esta vez se rehizo tras sufrir el impecable planteamiento defensivo de Pascual durante más de medio partido (29-39 y 35-47 en el tercer cuarto) y salió vivo de un final increíble en el que el Barcelona le echó un buen cable en el milagro rojiblanco que evitó el milagro azulgrana: 61-65 a falta de un minuto y parcial de 10-3 con triple de Mantzaris y pérdida de balón incomprensible de un Barcelona que tampoco afinó en los tiros libres. Total: 68-68, último ataque y el puñal de Printezis. Directo a la leyenda negra del Barcelona… y a la línea de flotación de este proyecto

Suele pasar en el deporte, que tiene sus propias lógicas y su propio sentido de la justicia: tus males de toda la temporada te persiguen y te persiguen hasta que te cazan… muchas veces el día en el que menos lo mereces. El Barcelona planteó bien el partido, jugó como tenía que jugar y fue mejor durante muchos minutos. Su defensa fue extraordinaria, controló las pérdidas durante tres cuartos (7 en treinta minutos… 5 en los diez últimos), ganó el rebote y encontró flujo de juego con el balón pasando por los pívots. Controló a Printezis y atrapó en ayudas larguísimas a Spanoulis… pero, otra vez, falló demasiados tiros abiertos en momentos decisivos. Por eso no rompió el partido en el tercer cuarto y en el único momento en el que el Olympiacos le enseñó la yugular. Y, otra vez, mala gestión de los ataques calientes, con los roles en cuestión y un defícit competitivo que estropea en un puñado de pinceladas muchos minutos de brochazos impecables.

El Barcelona se quedó en 6/20 en triples: 0/5 en el tercer cuarto, cuando le habrían dado un colchón quizá decisivo. Y 17/61 en las tres derrotas. Por debajo del 28%. Además falló siete tiros libres (18/25), asunto que desmontó el sufrido partido de Tomic: 3/8. Si juegas contra un rival al que le pitan una falta de cada cuatro o cinco que hace, no puedes propulsar su plan con tus fallos. No en el Pireo y contra este Olympiacos. Además, y esto sí que ha sido un vía crucis todo el año, hay una especie de presente en suspenso entre jugadores que han sido y jugadores que deberían ser. No se sabe muy bien si Pascual está contento con su plantilla y si toma ciertas decisiones por convicción o por necesidad. Navarro sufrió mucho ante Mantzaris, Huertas ha desaparecido definitivamente del mapa, Doellman ha llegado machacado por su anterior lesión y tampoco se sabe muy bien que hay, por ejemplo, entre los 34 años de Nachbar y los 20 recién cumplidos de Hezonja, que no jugó.

Así que el Barcelona perdió. Seguramente de forma injusta el partido pero no una eliminatoria que se le escurrió entre los dedos por su pésima segunda jornada en el Palau. Que se alejó con los triples fallados por Oleson en el último minuto del martes y que voló definitivamente con una carcajada cruel tras el triple de Printezis. El Barça bien podría haber ganado este partido, incluso los dos de Atenas. Pero son demasiados fallos, demasiadas incógnitas, demasiadas cosas. Está fuera de Europa después de tres Final Four seguidas y cinco de siete con Xavi Pascual al frente. A partir de hoy ya son cinco de ocho…