En cualquier caso, los Grizzlies lo tienen negro contra los Warriors, de largo el mejor equipo de la temporada. Pero sus opciones quedan reducidas a la mínima expresión sin Mike Conley, un jugador esencial y el eje sobre el que gira el juego de un equipo apoyado en una pareja interior (Zach Randolph y Marc Gasol) que queda huérfana sin el base, que no ha jugado desde el impacto de CJ McCollum que recibió en la cara en el quinto partido de primera ronda ante los Blazers.

Para los seguidores del equipo de Tennessee se abrió una puerta a la esperanza cuando Conley (más de 15 puntos y 5 asistencias de media esta temporada) viajó con el equipo a Oakland. Más cuando realizó la rueda de calentamiento junto a sus compañeros. Sin embargo, su regreso puede estar más lejos de lo que parecía al verle lanzar a canasta junto a sus compañeros. Todavía le molestan demasiados el “ruido y las luces” que acompañan a un partido, más a uno de playoffs y en una pista tan caliente como el Oracle Arena: “Ha sido un paso importante para mi estar en el pabellón, someterme a la presión que supone tanto ruido, las luces… es muy duro porque esas condiciones lo empeoran todo. Es muy duro no poder jugar porque sé que este es nuestro momento, que es una eliminatoria crucial para nuestra franquicia… pero son dolores de cabeza muy fuertes que empeoran con sonidos tan fuertes y tantos juegos de luces. Siento muchísima presión en el ojo, en una zona muy sensible”.

Su técnico, Dave Joerger, aseguró que él “no era un médico” y que no forzará el regreso de su base, a pesar de que el primer partido de la eliminatoria dejó en evidencia su importancia crucial en el juego. En ataque, los Grizzlies lanzaron menos triples de los que metieron los Warriors (12 por 13) y vieron como el titular Calathes se quedaba en 0 puntos, dos asistencias y 3 pérdidas. En defensa, Conley es el jugador crucial junto a Marc Gasol en la organización y comunicación de los sistemas.

De hecho, Memphis acabó jugando minutos sin un base puro en pista. Y eso puso las cosas todavía más difíciles. Lo reconoció el propio Marc: “No es algo que hayamos entrenados así que tenemos que hablar más, comunicarnos mejor. Tenemos que saber cómo reaccionar si se repite esa opción, tenemos que enterarnos de lo que pasa en la pista, eso es lo primero de todo”. ¿Lo segundo? Para el español, subir el tono físico y buscar una de las pocas respuestas que su equipo puede tener a la máquina de jugar al baloncesto que son los Warriors: “Creo que este partido no ha sido nada físico, no hemos hecho que se juegue todo lo duro que necesitamos. Para el segundo, tenemos que conseguir que eso sea un factor que juegue de nuestra parte”.