CAVALIERS 114 - HAWKS 111 (3-0)

Un heroico LeBron hace que los Cavs vuelvan a avistar las Finales

Empezó mal, acabó con problemas físicos y exhausto, pero guió con un triple-doble descomunal (37-18-13) el triunfo de Cleveland ante unos Hawks que no desistieron.

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Cleveland está a una sola victoria de regresar ocho años después a las Finales de la NBA. Y también LeBron James, pero de disputar su quinta eliminatoria por el anillo consecutiva. El cuatro veces MVP arrancó mal, errando sus 10 primeros lanzamientos, algo que nunca antes le había sucedido. No obstante, fue entrando poco a poco en calor para acabar firmando un triple-doble de otra época: 37 puntos, 18 rebotes (ocho de ellos ofensivos) y 13 asistencias. "No nos ha permitido perder", destacó David Blatt. Así fue, triunfo en la prórroga (114-111) para unos Cavs que sufrieron lo que no indecible para doblegar a uno Hawks que lucharon hasta el final pese a las circunstancias. Cabeza alta para los de Budenholzer, quienes además de no contar con Korver por lesión, se quedaron sin Al Horford, expulsado por propinarle un codazo a Dellavedova (un experto en sacar de quicio a los rivales, ya lo hizo con Taj Gibson en la serie ante los Bulls). El base australiano volvió a ser titular en los de Ohio, ocupando así el lugar de un Kyrie Irving que volvió a causar baja por segundo encuentro consecutivo.

Los Cavaliers dominan por 3-0 una final del Este (idéntico resultado para los Warriors en el Oeste, lo nunca visto) que, esta vez sí, nos deparó emoción, tensión, igualdad y hasta alguna jugada polémica. En definitiva, un partidazo gobernado por un jugador superlativo (LeBron James, casi con toda probabilidad el mejor baloncestista que ha visto el siglo XXI hasta la fecha) pero que Jeff Teague pudo haber decidido. El base (30-6-7) fue el mejor de Atlanta, pero su triple cuando el tiempo reglamentario agonizaba no vio aro y el duelo se marchó al tiempo extra.

Allí, con los visitantes dominando 109-111 entrado ya el último minuto, emergió la figura del '23'. Por entonces jugaba ya prácticamente cojo por problemas en la rodilla derecha, pero los buenos generales nunca abandonan a sus soldadosm y los líderes no lo hacen con sus compañeros. Esa es su filosofía, su manera de entender este deporte. Y nosotros se lo agradecemos (igual que los hacemos con DeMarre Carroll, claramente mermado tras el tremendo susto que dio en el 'Game 2'). Falló un lanzamiento, pero inmediatamente se abrió a la esquina cuando Tristan Thompson capturó uno de los 19 rechaces ofensivos que capturaron (una vez más, el rebote, 56-42, abrió una hemorragia en los de Georgia). El balón le llegó y no se lo pensó: "ratatatata", como diría el legendario Andrés Montes (en días como el de hoy, los más grandes merecen ser tenidos en cuenta). Fue el único triple que convirtió en toda la noche. Acto seguido, su irrupción por la espalda de Teague resultó fundamental para obligarle a rrar una bandeja aparentemente bastante fácil. Tocaba atacar de nuevo, y tenía que sentenciar: penetración hasta el fondo (111-114). Pero a los Hawks aún les quedaba una última posesión que Shelvin Mack no supo aprovechar con los dos tiros de tres puntos que dispuso. El tablero se iluminó en rojo y los focos apuntaron a un LeBron que se arrodilló sobre el parqué para respirar. Lo había dado todo, estaba exhausto. Esos gestos dan si cabe una épica mayor a lo logrado, al más puro estilo de los grandes guerreros mediavales. "Sentía que ya no podía dar más, pero me di cuenta que era una cuestión mental", destacaba el 'Rey' poco después.

Así concluyó una batalla para la historia, pero hasta su desenlace pasaron otras cosas también dignas de destacar y contar. Y de nuevo hay que empezar con LeBron. Jugó un horrible primer cuarto, que a la postre explica su mal porcentaje en tiros de campo: 14/37, nunca en su carrera había lanzado tanto a canasta en un mismo partido. Con el de Akron obcecado y peleado contra el mundo, Dellavedova y Shumpert mantuvieron a flote a unos locales que se vieron sorprendidos con el 7-16 de inicio establecido por los Hawks de un imperial Al Horford. Poco a poco, la lucha se fue igualando conforme James iba entrando en calor hasta que a falta de medio minuto para el descanso llegó la jugada tonta y polémica de la noche. Exacto, Dellavedova se fue al suelo (en parte dejándose caer) y aterrizó sobre las rodillas del center dominicano, quien se revolvió y le propinó un feo e inneceario codazo. Los árbitros revisaron lña jugada y no les tembló el pulso para indicarle al de Puerto Plata una falta flagrante de tipo 2 que significaba su expulsión inmediata. "Creo que me buscó, pero debí haber manejado la situación de otra manera", expondría.

Les crecían los problemas a los halcones, pero su actitud siguio siendo intachable. Tras la reanudación, 'King' James descargó toda su ira. Sufrieron entonces los visitantes, pero consiguieron aguantar el chaparrón y llegar al último cuarto vivos. No osbtante y tras triple de Shumpert, Cleveland se aupó hasta el 93-84 a falta de 8:49 para la conclusión. Todo invitaba a presenciar la izada de la bandera blanca por parte de los chciso de Bundeholzer. Qué equivocados estábamos. Si han conseguido llegar hasta aquí es por algo. Y pese a que su célebre y premiado quinteto titular llegara descompuesto, demostraron ser un equipo en todos los sentidos. Tanto que de la mano de un buen Millsap y con la inspiración de Bazemore, completaron un parcial de 7-20 que les colocó con un 100-104 dentro ya de los dos últimos minutos. Sólo les faltó créerselo, pero sufrieron un apagón ofensivo que permitó ir recortando punto a punto esa desvetaja de cuatro puntos a los Cavs.

Así, con LeBron defendiendo como un interior y subiendo el balón como un base (les sonará, ¿cierto?), se llegó a la prórroga. El resto es historia. Un partido soberbio que nos deja una serie de logros individuales por parte de un heroico LeBron James. Pero, pese a resultar vencedor de la batalla, no fue el único. Por la dignidad con la que pelearon y resistieron, el papel de héroes también se lo pueden adjudicar los Hawks. "Estoy orgulloso por como competimos", cerró el coach Budenholzer. En menos de 48 horas, el cuarto asalto, veremos si el definitivo.