Thompkins, de la Oak Hill de Carmelo a brillar en la Euroliga

De dar que hablar en el área de Georgia a ver cómo su carrera renacía en Nizhny Nóvgorod. Del sudeste de Estados Unidos a una región rusa de raíces medievales que está entre las cien ciudades que representan, según la UNESCO, el valor histórico y cultural del mundo. Y que tiene un equipo de baloncesto que ha sido una de las sorpresas más felices de la pasada Euroliga. Por su baloncesto alegre y sus excelentes resultados (ganó tres partidos en el Top-16). Por el despunte de Artsiom Parakhouski y por la excelente adaptación de un lote estadounidense que llegaba con aroma a outsider y que ha acabando atrayendo las miradas de toda Europa: algo menos Tarence Kinsey, mucho más Taylor Rochestie… y Trey Thompkins.

Hijo de jugador de baloncesto que fue drafteado en 1981 por los Hawks aunque no llegó a debutar en la NBA, Trey Thompkins (29 de mayo de 1990, Georgia) firmó en la recién terminada Euroliga 14,5 puntos y 8,1 rebotes para un total de 15,7 de valoración media por partido con un 54% en tiros de dos y un 37,4% en triples. Para el mundo ACB se destapó ante el Unicaja en el que seguramente fue su mejor partido (27 puntos, 13 rebotes, 33 de valoración) y ante el Real Madrid en el Palacio se fue a 16 puntos y 9 rebotes. Con contrato de un año en el Nizhny, su nombre estaba ya en las agendas de muchos grandes del continente cuando todavía se jugaba el Top-16. El Maccabi, que suele afinar de maravilla con sus refuerzos americanos, avanzó en mayo hacia la contratación de Thompkins y Rochestie… pero el ala-pívot es nuevo jugador del Real Madrid. Si su lugar fuera el de Nocioni, se trataría de un cambio natural (un cuatro por otro). Si el argentino, héroe de la Final Four, sigue, podría ocupar el puesto de uno de los pívots (Bourousis) aunque obligaría al equipo blanco a hacerse con otro cinco puro.

Thompkins tiene todavía 25 años y hace unos siete u ocho era una de las sensaciones en las canchas de su Georgia natal. En 2008 se le consideraba uno de los 30 mejores proyectos de Estados Unidos, justo cuando se comprometió con los Bulldogs (de Georgia, claro) después de haber pasado por Virginia y la mítica Oak Hill Academy en la que jugaron Kevin Durant, Ty Lawson, Michael Beasley, Rajon Rondo, Brandon Jennings, el ahora madridista KC Rivers… y por supuesto Carmelo Anthony, que con la camiseta de Oak Hill se enfrentó a la St Vinvent St Mary… de LeBron James. Más números: en Oak Hill promedió 15,8 puntos y 8,9 rebotes. En Georgia 15,7 y 7,8, y jugó el March Madness en 2011. Para el verano de 2011, era un interesante proyecto NBA que finalmente no cuajó: número 37 del draft para Los Angeles Clippers, jugó muy poco como rookie (2,4 puntos y 1 rebote de media) y perdió después la oportunidad de pelear por hacerse un hueco definitivo en la gran liga por culpa de una lesión en la rodilla izquierda que le dio guerra durante casi dos años. El pasado verano mostró salud y su innegable talento con la camiseta de los Lakers en las Ligas de Verano. Y de ahí, a Rusia y a la Euroliga.

El Thompkins jugador es un muy buen ala-pívot con condiciones físicas (2,08, casi 100 kilos y cerca del 2,15 de envergadura) pero corto de valores sin lo que lo tienes crudo en la NBA: velocidad, explosividad, energía física. A ese lastre se le sumaron las dudas sobre la atención que prestaba a su condición física cuando llegó a las pruebas para el draft con un índice de grasa corporal superior al 15%. Por encima de lo habitual en un jugador con su estructura corporal y dato del que el el exjugador y analista Jay Bilas aseguró que era bueno… “siempre que fueras un león marino”. Todas esas dudas convirtieron a un jugador que podía haber sido carne de lotería (top 15 del draft) en un número 37 con futuro que viraba hacia Europa. En aquel draft de 2011 salieron elegidos diez ala-pívots por delante de él, entre ellos Niko Mirotic, Donatas Motiejunas y Jan Vesely.

En Rusia y en la Euroliga se ha visto la mejor cara de Thompkins, la que le puede convertir en uno de los mejores de su posición a este lado del Atlántico, con algunas cosas de Kurt Thomas (con el que se le comparaba), otras de una especie de Ed Davis con más rango de tiro y campo y algún lejano toque a aquel fantástico Terence Morris que ganó la Euroliga con el Barcelona. No es un especialista defensivo pero su envergadura le permite no ser tampoco un agujero para su equipo y en ataque tiene un excelente rango de juego, con buena finalización de las jugadas de pick and roll, un par de movimientos al poste muy eficaces y un buen lanzamiento exterior que le permite abrir la pista y que es efectivo también más allá de la línea de tres puntos. Móvil aunque no rápido, versátil, muy buen reboteador, con manejo de la bola y posibilidad de jugar de pívot puro en tramos de partido y como parte esos quintetos bajitos tan del gusto de Pablo Laso. Thompkins puede ser, en definitiva, un excelente fichaje para el Real Madrid.