Con ese rostro angelical y sus habilidades en la pista, Rebecca Hammon (Rapid City, 11-03-77) parecía la novia de América, aunque para algunos se convirtiera después en el enemigo número uno. ¿La razón? El sueño olímpico. Siendo una niña se quedó conmocionada tras ver en la televisión Red Dawn (Amanecer Rojo), una película sobre una posible Tercera Guerra Mundial desencadenada por la invasión de Estados Unidos por parte de la URSS y Cuba. El mensaje era claro: los americanos son los buenos y los rusos, los malos. Esa noche tuvo que dormir en la cama con sus padres.

Veinte años después, el panorama cambió. Reconocida como una de las mejores bases del planeta, la selección de Estados Unidos, con Anne Donovan a la cabeza, le seguía cerrando sus puertas. En 2007 aterrizó en el Spartak de Moscú y Rusia, aquel país que tanto había temido de pequeña, le abría una rendija: nacionalizarse para asistir a la cita olímpica de Pekín. “Si tú juegas y has crecido en este país y te pones la camiseta de Rusia, eso significa que no eres una persona patriótica”, dijo Donovan. "No me conoces de nada: no sabes lo que esta bandera significa para mí. Adoro mi país y no puedo sentirme más orgullosa de ser americana", le reprochó Hammon.

Aparte del sueño olímpico, detrás de todo había una razón financiera. Firmar por Rusia significaba un contrato más goloso (al no ocupar plaza de extracomunitaria en el baloncesto europeo) y la Federación rusa también la premiaría por su esfuerzo: un cuarto de millón de dólares si ganaba el oro y 150.000 dólares por una plata. Conquistó el bronce. Además, no era la primera yankie en pasarse al enemigo. En la masculina, JR Holden, del CSKA, ya había ganado un oro europeo (Eurobasket de España 2007) y también acudió a aquellos Juegos de 2008, como Chris Kaman que defendió a Alemania.

Tras jugar en el Stevens High School, donde fue elegida mejor jugadora de Dakota del Sur promediando 26 puntos, 4 rebotes y 5 asistencias, llegó a la Universidad de Colorado State donde jugó cuatro años y rompió récords: sigue siendo la que más puntos ha anotado en esa Universidad (2.740), asistencias ha repartido (538) y balones robados (315). Pero sus buenos números no impresionaron a la recién creada WNBA. Ninguna franquicia la eligió en 1999, aunque posteriormente llegó a un acuerdo con las New York Liberty, donde jugaría hasta 2007. El 4 de abril de aquel año fue traspasada a las Silver Stars. San Antonio recibió con los brazos abiertos a la que hoy en día se ha convertido en uno de los estandartes de su equipo masculino.

En 2007, Big Shot Becky (Robert Horry era Big Shot Rob) promedió 18,8 puntos y 5,0 asistencias (la mejor de la WNBA en este aspecto) y acabó segundo en la votación de MVP de la Liga (la mejor fue la australiana Lauren Jackson). Pero Hammon también se estaba labrando un nombre al otro lado del Atlántico. Tras jugar una temporada en Italia (Trentino Rovereto), volvió a Estados Unidos para disputar la National Women's Basketball League con las Tennessee, pero poco después regresaba al Viejo Continente para jugar en España —Rivas Ecópolis (2007-08) y Ros Casares (2009-10)— y Rusia —CSKA (2007-09), Oremburgo (2010-11) y Spartak (2011-12).

Los veranos los pasaba en San Antonio jugando con las Stars, aunque en el de 2013 su carrera se torció. Tenía 36 años y se rompió el ligamento cruzado anterior de la rodilla: casi un año de recuperación, pero que le brindó la oportunidad de acudir durante el curso NBA a los entrenamientos y reuniones de los Spurs. Esa lesión fue para Becky "una gran bendición disfrazada" ya que pudo aprender del mejor. "Yo era como una mosca en la pared. Escuchaba todo lo que Gregg decía y veía cómo interactuaba con el equipo. Fue la mejor de las oportunidades". Y aquella mosca en la pared también impresionó a Coach Pop. “Observando su trabajo con nuestro equipo la pasada temporada, estoy convencido de que su inteligencia, ética en el trabajo y habilidades interpersonales beneficiarán mucho a los Spurs”, dijo sólo unos meses después.

Hammon volvió a las canchas en 2014 para despedirse de la WNBA y saludar a la NBA. El 5 de agosto llegaba a un acuerdo con los Spurs para convertirse en la primera mujer contratada de forma permanente por una franquicia (Lisa Boyer estuvo en los Cavs en la temporada 2001-02, pero de ayudante voluntaria) y en cualquiera de las cuatro Grandes Ligas (Baloncesto, Béisbol, Hockey y Fútbol Americano). Un año después ha roto otra barrera más y se ha convertido en la primera mujer que dirige a un equipo de la NBA, a San Antonio, en la Liga de Verano de Las Vegas.