Era un trámite, pero (si no hay contradicción) tuvo su morbillo. Para sellar la segunda victoria en Berlín y verse hoy con Nowitzki en condiciones respetables, España necesitó armarse de paciencia, triples (9/21) y rebotes: ventaja de 44-27. Con un tranquilizante 99-73 como cierre del día, la Selección pudo reservar en el último cuarto a la unidad de titulares: lo que no pudo hacer la Alemania torturada por Italia.

Pero, tras soportar cinco triples de los revoltosos islandeses (5/17),  España había ido al descanso con un ajustadito 41-36… procedente de 30-34 para Islandia en el minuto 17. SÍ: 30-34 para Islandia. De tal cráter islandés, un Viaje al Centro de la Tierra, se emergió entre los minutos 17 y 20 con parcial de 11-2, consolidado por sendos triples de Pau Ribas… y rematado bajo cesto por Pau Gasol: al descanso, Pau y Mirotic agrupaban 26 tantos (12+14). En el primer cuarto (20-18), un Mirotic espoleado por la bronca de una pandilla serbia a la sombra de las banderas había firmado el 70% de los puntos españoles: 14 de 20. Tras la resonancia matinal en los lumbares, Rudy tomó la sublime decisión de jugar, pero lo que no puede ser, no puede ser… y además es imposible: cero puntos en 10:50, 0/3 en tiros.

De salida en el tercer cuarto, España arreó: Gasol tomó en cuenta un machetazo de Pavel Ermolinskj… y en menos de cuatro minutos, España despegaba con 53-38, a lomos de un 12-2. Era de paso para el 74-57 que clausuró el tercer cuarto, ya con Pau (21 puntos) y Mirotic (22) a confortable recaudo en el banquillo. Mirotic, al que le volvieron a ondear una bandera de Serbia a la entrada de vestuarios, había rebasado la veintena de puntos con su segundo triple de la jornada (2/2). España selló el trámite para llegar hoy al todo o nada y proclamar en Berlín: “Yo vengo, veo y digo: Dirk Nowitzki”. Pues eso.