Crece el escándalo que ha envuelto a la Universidad de Louisville y que estalló cuando Katina Powell publicó un libro en versión online (“Breaking Cardinal Rules: Basketball and the Escort Queen”) en el que aseguraba que la emblemática universidad (hogar de los Cardinals de Rick Pitinom campeones por última vez en 2013) le pagó más de 10.000 dólares a través de un miembro de su staff (Andre McGee) a cambio de los servicios de sus escorts, prostitutas de lujo que hasta en 22 ocasiones bailaron y tuvieron relaciones con los jugadores en los hoteles en los que se hospedaban estos.

El último episodio de la polémica llega a través de un jugador que formó parte de los Cardinales en el periodo en el que supuestamente se produjeron los hechos (2010-2014). Este, de forma anónima, ha confirmado en medios estadounidenses que se produjeron los encuentros con las chicas pero que estas “sólo bailaban en traje de baño sin llegar ni siquiera a desnudarse completamente”. Los hechos están bajo investigación de cuatro instituciones diferentes, de la policía del campus de Louisville a la propia NCAA.

El jugador en cuestión también ha reconocido que recibió “una o dos visitas” de las escorts pero que no sabía ni quien las llevaba a su habitación: “Era por pura diversión, por lo demás eran noches como cualquier otra. Nadie pagaba a cambio de relaciones sexuales”. También da su palabra de que no se efectuaban grandes pagos y que apenas vio a alguna de las chicas recibir cantidades no superiores a los 100 dólares.