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Timberwolves: un curso marcado por la muerte de Flip Saunders

Superar el prematuro fallecimiento del entrenador de 60 años por un cáncer es la primera prueba de fuego de un grupo joven, tutoreado por buenos veteranos.

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Timberwolves: un curso marcado por la muerte de Flip Saunders
RALPH LAUER EFE

Ya no valen más excusas en la gélida Minneapolis, aunque de momento todo en queda en suspenso justo antes del arranque de la temporada por la desgraciada muerte de Flip Saunders, su entrenador, a los 60 años de edad por un cáncer. Los Timberwolves, antes de la amarga noticia, eran un equipo que lleva años sin responder a la ilusión que generan en cada comienzo de curso, ahora esta nueva piedra en el camino los pondrá a prueba. Es pronto para exigirles que se sitúen entre los equipos punteros del Oeste, pero desde ya tienen que mostrar los cimientos de un equipo con presente y, sobre todo, mucho futuro. Sam Mitchell será el encargado de dirigir a una de las plantillas con más talento joven y lleno de posibilidades de toda la Liga.

Los dos últimos números uno de draft (Andrew Wiggins y Karl-Anthony Towns) están llamados a asumir protagonismo desde el principio. Capacidades y despliegue físico tienen para ello. Aunque no estarán ni mucho menos solos. Para crecer y continuar con su adaptación cuentan con uno de los grandes referentes de los últimos tiempos: Kevin Garnett. El hijo pródigo y mejor jugador en la historia de la franquicia regresó este febrero a casa. Sabe que su rol se verá limitado por las secuelas físicas. No se puede luchar contra el paso del tiempo (será su 21ª temporada NBA), pero las ganas de formar parte de un proyecto tan esperanzador y de pulir a alguna de las estrellas del mañana han hecho que The Big Ticket no se baje del barco. Garantía de compromiso.

Así que con él como guía espiritual, y con otros consumados veteranos como Andre Miller y Kevin Martin, crecer resulta más factible. Ahora bien, los lobos necesitan cruzar los dedos para que no se repita la plaga de lesiones que les ha lastrado las últimas campañas. Y aquí nos damos de bruces con Ricky Rubio. El base acaba de cumplir los 25 años con diez de bagaje como profesional. Su clase y visión de juego permanecen intactas, pero necesita como el comer gozar de continuidad: la que sólo da jugar noche tras noche. Quizá con ella pueda comenzar de una vez a mejor sus (¿crónicos?) malos porcentajes de tiro. La paciencia y la confianza que tienen depositadas en él empiezan a agotarse y ya sabe lo que es convivir con los rumores de traspaso.

Lo mismo se puede extrapolar para un Pekovic que, como el resto de sus compañeros, tendrá que fajarse más en defensa. He aquí los mayores retos de los Wolves: recuperar las mejores versiones de sus europeos (sin olvidar a Nemanja Bjelica y Rudez) y hacer que sus jóvenes diamantes se pulan y crezcan como bloque en un entorno competitivo. No siempre es fácil lograrlo, pero la ilusión todo lo puede. Que no nos la chafen demasiado pronto.

Juego exterior

Talento, versatilidad, físico, magia… son algunas de las cualidades que poseen los jugadores que componen su línea exterior. Ahora bien, igual que ofensivamente cuentan con armas suficientes como para suponer una constante amenaza, la gran mayoría de ellos deben ponerse las pilas en defensa. No muchos tienen entre sus virtudes ser solventes en su propio aro, por lo que se antoja fundamental que formen una piña para no airear sus carencias. Ricky Rubio apunta a base titular, difícil encontrar un creador que se adapte tan bien al intrépido ritmo y características de sus compañeros en los Wolves, pero debe andarse con ojo. No sólo tendrá dura competencia en un Andre Miller mucho más experimentado, sino que tendrá que lidiar con el saltarín Zach LaVine (actuará prácticamente de escolta) y un Tyus Jones cuyas primeras sensaciones no podrían ser mejores. Será interesante ver la gestión en el puesto de uno. Kevin Martin partirá del banquillo para martillear desde el exterior con su fina muñeca. Andrew Wiggins, un fenómeno al que habrá que exigirle un nuevo paso adelante, y Shabazz Muhammad comparten posición natural: la de alero. No obstante, no actuarán como complemento el uno del otro sino que compartirán minutos en cancha. Lo contrario podría ser un freno para dos talentos como estos. Semejante variedad permitirá alternar constantemente jugadores y/o posiciones para correr y aprovechar su juventud. Pinta bien.

Juego interior

Las adquisiciones de Towns y Bjelica hacen que varíe la rotación interior respecto a temporadas anteriores. En ella, y por cosas de la edad, el peor parado será un Garnett que asume con naturalidad su papel: subir el nivel en los entrenamientos, insuflar energía cada vez que salte a la cancha y encargarse de desestabilizar como él sabe a los hombres fuertes del rival. Aun así, será complejo contentar con una buena dosis de minutos a todo un MVP de la Euroliga. Nemanja Bjelica tendrá que saber esperar su oportunidad (que tarde o temprano llegará) para demostrar que sus fundamentos del Viejo Continente, capacidad para jugar por fuera (dato importante este) y tiro exterior tienen cabida en Minnesota. Más complicado parece el caso de un Nikola Pekovic que de ser la referencia en la pintura ha quedado relegado a complemento. El montenegrino no sólo tendrá que ser más intenso en defensa, sino que deberá acostumbrarse a no ser la primera o segunda opción ofensiva. Sus buenas aptitudes para el rebote (especialmente ofensivo) pueden jugar a su favor. Dos cincos puros como Dieng y Towns podrían incluso compartir sitio en la zona. Ambos cuentan con envergadura y capacidad de intimidación en defensa. Pero en ataque no hay color: la calidad y buena mano del último número uno del draft le convierten en un jugador que debería ser una de las referencias interiores de la NBA durante la próxima década.

Claves

1. No se puede hablar de los Timberwolves sin, lamentablemente, hacerlo de las lesiones. Estas han mermado sistemáticamente a lo largo de los últimos años a sus mejores jugadores. Quizá la llegada de Arnie Kander, reputado fisioterapeuta, ayude a revertir la maldición.

2. El tiro de Ricky Rubio. Es verdad que anotar no está entre su principales virtudes, pero si mejora sus porcentajes, el runrún en torno a él decrecerá. Esto le permitiría jugar menos encorsetado y ganar confianza, lo que indirectamente repercutirá en el bien del resto del equipo.

3. Sonará a tópico, pero en un equipo tan joven y con jugadores tan físicos, ensanchar el campo debe ser una premisa constante tanto a la hora de correr y culminar los contraataques, como de jugar en transición o en estático. La velocidad es una de sus grandes armas. Toca aprovecharla.

Entrenador: Sam Mitchell

Sam Mitchell es el nuevo entrenador de los Minnesota Timberwolves por la prematura muerte de Flip Saunders (60 años) por culpa de un linfoma de Hodgkin. Un auténtico drama para el equipo y la NBA, por lo que la figura de Saunders representaba en los Wolves. Fue el técnico que con Garnett, Sprewell y compañía disputó la final de Conferencia en 2004. Ahora, su labor será asumida por un Sam Mitchell que con Toronto Raptors llegó a ser elegido Mejor Entrenador de la temporada en 2007. Un galardón que le hizo caer en desgracia poco después: fue destituido al año. Esta puede ser su redención en los banquillos de la NBA.

Estrella: Andrew Wiggins

El alero canadiense cumplió las expectativas que despertó como número uno del draft el año de su debut. Al igual que otros muchos grandes de la Liga (LeBron, Durant, Davis...) deberá aprender de las derrotas cosechadas en su primeros años. Enorme potencial.