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New Orleans Pelicans: Anthony Davis y su conquista inevitable del universo

Brazos infinitos, capacidad atlética, coordinación y talento. Con estas cualidades, el ala-pívot de la franquicia de Luisiana se lanza a por el MVP y a por los playoffs.

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New Orleans Pelicans: Anthony Davis y su conquista inevitable del universo
Layne Murdoch Jr. DIARIO AS

Cada año, un poco más cerca de la élite. Tras lograr la clasificación para los playoffs la temporada pasada, los del estado de Luisiana encaran este curso con el claro objetivo de crecer como equipo: ha llegado la hora de empezar a ganar eliminatorias (no han pasado de la primera ronda del Oeste desde 2008). Alvin Gentry, campeón con los Warriors la temporada pasada, aterriza en Nueva Orleans con la intención de empujar un proyecto que ha ido creciendo año a año de la mano de un tal Anthony Davis. El jugador del futuro.

Cuando tan solo 22 años le contemplan, Davis está más que preparado. Sus aptitudes están fuera de toda duda, e incluso está trabajando en incorporar como arma el tiro de tres puntos. Uno de esos tipos que parecen diseñados para reinar en el deporte de la canasta: brazos infinitos, capacidad atlética, coordinación y talento. Mucho talento. Davis, que promedió más de 24 puntos, más de 10 rebotes y casi tres tapones por partido la campaña pasada (y se fue a más de 30 tantos en los cuatro partidos que disputaron en los playoffs), es el estandarte de un equipo que, pese al cambio de técnico, ha mantenido el bloque: no ha caído, para bien o para mal, en esa tendencia actual hacia la urgencia.

Tyreke Evans, Jrue Holiday, Ryan Anderson, Eric Gordon, Omer Asik, Quincy Pondexter, Alexis Ajinca, Alonzo Gee, Norris Cole… No hay grandes nombres, pero tienen buenos tiradores, muchos centímetros en la zona, experiencia en todas las posiciones y jugadores intensos que pueden aportar saliendo desde el banco (han fichado a Bo McCalebb, Nate Robinson, Chris Douglas-Roberts y Jeff Adrian). Todos para arropar al unicejo; todos al son de una melodía desgarbada que copa titulares cada madrugada.

Después de cinco años con Monty Williams y cuatro siendo últimos en su división (la Southwest: la más dura de la NBA), los Pelicans parecen dispuestos a plantar cara a los mejores. Las 45 victorias de la temporada pasada podrían ser solo el aperitivo. Al fin y al cabo, Davis ha renovado (el contrato más lucrativo de la historia de la liga entrará en vigor en 2016: hasta 145 millones por cinco temporadas) y, con él a bordo, las expectativas son infinitas.

Su tatami es la Conferencia Oeste; no lo tendrán fácil. Sobre el papel, Warriors, Clippers, Spurs, Rockets, Thunder y Grizzlies son superiores. Pero quizá sólo sobre el papel. Depende de ellos cambiar el destino que periodistas y aficionados intentamos predecir temporada tras temporada. La élite está más cerca que nunca.

Juego exterior

Quizás sea la verdadera clave para que los Pelicans hagan una gran temporada. Davis no va a fallar, pero los de fuera tendrán que acertar mucho para que los de Nueva Orleans puedan pelear de tú a tú con los mejores de la Conferencia Oeste. Sin triples no se gana en la NBA actual, eso es una realidad. Los Eric Gordon, Quincy Pondexter, Norris Cole y compañía tendrán que afinar la puntería. Van a tener muchos tiros abiertos gracias a los espacios que generará Anthony Davis, pero luego hay que acertar. Y no estamos hablando del mejor elenco de tiradores.

Los dos exteriores más importantes para los de Gentry deberían ser Jrue Holiday, que jugará con restricción de minutos hasta enero (ha disputado menos de la mitad de los partidos en cada una de las dos últimas campañas), y un Tyreke Evans que el curso pasado fue crucial para que los Pelicans accedieran a los playoffs por primera vez en cuatro años. El combo guard anotó 16,6 puntos por partido (segundo máximo anotador del equipo), capturó 5,3 rebotes (tercero) y repartió 6,6 pases de canasta (segundo).

Con Holiday sano, los Pelicans ganan enteros en la dirección. Un base que no se vuelve loco, experto en la toma de decisiones y que se debería complementar bien tanto con Evans (más fuerte y mejor anotador) como con Gordon (más tirador). En definitiva, la salud es vital para un equipo con un juego exterior mediocre en el que Holiday debería llevar el timón.

Juego interior

Anthony Davis monopoliza la atención de medios, compañeros, aficionados y, por supuesto, de los rivales. El ala-pívot influye de forma determinante en todos los aspectos del juego de los de Nueva Orleans y sus secuaces deberían sacar tajada del tratamiento especial que recibe de todos los oponentes. El problema vuelven a ser las lesiones. Han optado por apostar por aquellos que ya estaban la temporada pasada y al final han tenido que hacer algún que otro movimiento de emergencia por las lesiones de Omer Asik y Alexis Ajinca. Siguen sin suerte.

Suponiendo que ambos se recuperen y terminen jugando bastante, los Pelicans tienen centímetros y envergadura para ser duros en la zona. En ataque todo debería pasar por un Davis del que se espera que compita por el MVP esta misma campaña, su cuarta en la NBA. El ‘23’ va a ser la primera opción de la ofensiva y si sigue evolucionando como hasta ahora (parece que lanzará más de tres) su campaña podría ser monumental. No obstante, para que los de Luisiana ganen partidos, Davis va a necesitar que sus compañeros aporten tanto o más que el año pasado, algo que no parece tan sencillo, sobre todo tratándose del Oeste y de la salvaje Southwest. Asik y Ajinca no son centers especialmente talentosos, y tampoco lo es un Kendrick Perkins que no parece que vaya a oler mucho parqué. Sí que deberían sumar las ganas y la intensidad de Jeff Adrian, aunque para eso ha de tener minutos.

Claves

1. Las lesiones. Ya fueron un equipo sin suerte en este aspecto la temporada pasada y este curso no han empezado mejor: Ajinca, Asik y Evans han caído en pretemporada y Holiday sigue con restricción de minutos (hasta enero). Van a necesitar salud y suerte para luchar con los mejores.

2. Los secundarios. Todos sabemos que Davis va a seguir mejorando, basta con verle un par de minutos. Sin embargo un jugador solo no puede ganar. Tan importante como el ala-pívot serán los secundarios, esos que caen al lado débil para encontrar el lanzamiento liberado.

3. Alvin Gentry. Con el exasistente de los Warriors llegan cambios en el ataque. Davis nunca ha necesitado acaparar mucho balón para acumular estadísticas, pero Gentry quiere que se convierta en la primera, la segunda y la tercera opción del ataque de los de Nueva Orleans.

Entrenador: Alvin Gentry

Se marchó Monty Williams tras cinco años en la franquicia de Luisiana (el año pasado alcanzó los playoffs) y ha llegado Alvin Gentry con un anillo en la mano (su mejor temporada como entrenador jefe fue la 2009-10: 54 victorias con los Suns). Con la experiencia en los Warriors de Steve Kerr fresca, el nuevo técnico llega a los Pelicans con ganas de revolucionar la Liga. Un equipo joven y con talento al que las lesiones siguen sin respetar. Gentry quiere ayudar a que Anthony Davis alcance su potencial; quiere que sea el catalizador de todo el ataque de los de Nueva Orleans. Es decir, que saque la bestia que lleva dentro. El objetivo es repetir playoffs y, en esta ocasión, incluso pasar alguna ronda.

Estrella: Anthony Davis

No hay mucho más que se pueda decir de Anthony Davis que no se haya dicho en las líneas anteriores. Capacitado para todo, la única discusión posible sobre su proyección es cuándo conseguirá su primer MVP y a cuántos llegará al finalizar su carrera en la NBA.