Por un lado, parece obvio que Lamar Odom tuvo suerte de salir con vida del trance de excesos que le hizo ingresar en estado crítico en un hospital de Las Vegas después de haber sufrido durante el proceso hasta doce derrames cerebrales. Tras la sobredosis de cocaína y estimulantes sexuales en un burdel de Nevada, el exjugador bordeó la muerte pero sobrevivió y, buenas noticias, fue trasladado a un hospital de Los Angeles en el que ha seguido con una lenta pero estable recuperación.

Claro que eso no implica que todo vaya bien. Sólo que, al menos, va: primero fueron los médicos que le tratan en L.A. los que avisaron de que esos derrames sufridos habían dañado muy seriamente la capacidad motriz de Odom, que en el mejor de los casos y tras un largo período de rehabilitación, iba a tener difícil recuperar en plenitud su capacidad para caminar e incluso para hablar.

Y ahora ha sido un extrenador y amigo personal del dos veces campeón con los Lakers el que ha advertido de que este ha recuperado ya la consciencia pero que eso le ha llevado a la depresión una vez que ha asimilado la situación en la que se encontraba y los hechos que le llevaron a ella. Jim Harrick dirigió a Odom en Rhode Island: “Está despierto, ha recuperado la consciencia y está al tanto de todo lo que está pasando. Y una vez que ha entendido todo lo que hizo ha caído en depresión”. De hecho, el propio Harris avisa de que por ahora el jugador prefiere la soledad: “Lo mejor para él es no tener a demasiada gente a su alrededor. No está recibiendo visitas, es un momento muy difícil para él. Está deprimido y con síndrome de abstinencia”.