BALONCESTO

Baumann: “No es una lucha de poder, queremos trabajar juntos”

Patrick Baumann, secretario general de la FIBA, atendió a AS días antes de reunirse con los clubes de la Euroliga para hablar sobre un nuevo modelo de competición.

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Baumann: “No es una lucha de poder, queremos trabajar juntos”
Felipe Sevillano

—El 3 de noviembre tienen una reunión con la Euroliga. La propuesta que le hacen a los clubes es una liga de 16 equipos, playoffs entre los ocho mejores y una Final Four.

—Sí, la propuesta ya está encima de la mesa. Lo que nos gustaría saber es qué les gusta y qué no. Como cualquier propuesta es debatible y seguramente haya cosas mejorables. Por ahora no sabemos mucho aparte de lo que se puede leer en la prensa o la respuesta que nos mandaron en julio.

—¿Qué pretenderían con esta nueva Euroliga?

—Lo que nos gustaría es hablar. Esto no es una lucha de poder, es una búsqueda de trabajo en común para mejorar el baloncesto europeo. Que exista un diálogo nos parece algo muy positivo.

—La oposición de los equipos de la Euroliga a prestar a sus jugadores en las ventanas de las selecciones, ¿les ha obligado a dar este paso?

—Cada uno tiene que tomar las decisiones que cree más apropiadas y nosotros creemos que no podemos seguir como hasta ahora: hemos modificado muchas cosas y lamentamos que no se haya podido tener un diálogo muy constructivo en los últimos cuatro o cinco años con la Euroliga en un tema u otro. Nosotros tenemos que seguir adelante. Si nos sentamos a esperar nunca vamos a mejorar. Ahora tenemos la oportunidad de hacerlo y escucharemos y miraremos lo que se puede hacer. Las selecciones nacionales son intocables, son la bandera de cada país. Es nuestro deber, el de todos, hacer que éstas sigan creciendo y siendo la locomotora del baloncesto.

—¿Falta comunicación entre los actores del baloncesto?

—Un poco. Cada uno quiere lo mejor, pero nuestra responsabilidad como FIBA es tener una visión global, escuchando los puntos de vista regionales, locales…. Somos una federación que se ha movido mucho: no somos los mismos que hace 15 años, hemos crecido. El baloncesto es uno. Hay que tomar decisiones y no siempre éstas son fáciles y gustan a todos. Debemos tener una visión global y el mundo entero no se resume a un par de países. Hay retos más grandes.

—En esas ventanas y sin NBA. Francia no podría contar con la mitad de los jugadores que disputaron el Eurobasket.

—Cada país debe tener su propia perspectiva. Si un país quiere construir su futuro con jugadores que están en otro país es su elección. El problema es que el baloncesto es una familia, no tres o cuatro distintas. Dentro de esta familia hay uno que tiene condiciones muy particulares, que es la NBA. Nadie está a su nivel y, por eso, puede sacrificar el baloncesto global de su país.

—Pero el Mundial y los Juegos necesitan a la NBA.

—Tanto nosotros como la NBA queremos crecer y que nuestra Copa del Mundo sea tan grande como lo puede ser la de fútbol. No hay razones para que la competición no crezca. Pero para eso sí que necesitamos a los jugadores de la NBA, aunque la casa no se construye por el tejado. Hay que tener también deportistas que jueguen en casa.

—Volviendo a la competición que proponen. Serían 35 partidos en Europa, 30 en las ligas nacionales más los playoffs, las ventanas de las selecciones… ¿Cuadran todas esas fechas en un calendario?

—Son las mismas cuentas que ahora: unos 95 partidos anuales, pero con repartición distinta. A lo mejor se juega alguno más, pero se entrena menos. Al final eso es lo que quieren los jugadores. Hemos tenido una reunión con la Comisión de Jugadores y nos han dicho eso.

—Para facilitar ese calendario, ¿preferirían ligas sin playoffs?

—Las Ligas nacionales tienen que tener su playoff, aunque a lo mejor no a siete partidos. Eso es una cuestión interna y depende también de la liga que sea, de que pueda tener a un equipo disputando la Final Four o no. Si no lo tiene, cuenta con fechas libres para jugar cuando quiera.

—Entonces, las ligas domésticas no se tocan.

—Son muy importantes para nosotros. Queremos que tengan iniciativa y que trabajen para construir sus competiciones y potenciarlas. Sin las ligas domésticas, el baloncesto perdería la relación con el espectador a nivel local. Queremos que no se toquen los fines de semana de ninguna forma para que estas ligas se desarrollen. Por otro lado, nos gustaría que la gran mayoría de equipos se clasifiquen por sus resultados deportivos y por haber ganado la liga en su país.

—Pero ocho equipos sí que tendrían su plaza fija.

—Sí. Es difícil decir que en una liga de 16 equipos el Madrid y el Barça no están, que vamos a sacar a uno para meter a otro. No creo que eso tenga mucha sustancia. Cuando se redibuja una estructura, puede haber situaciones molestas para algunos que ya no tienen sitio.

—Los clubes con licencia A que la perderían. ¿Esas licencias hacen que la Euroliga sea algo cerrada?

—La Euroliga ha crecido como podía hacerlo en los últimos 15 años, empezando con una fórmula e intentando ajustarla para que los distintos actores pudieran encontrarse cómodos. Modificar esto no es algo muy simple. Al final es votar un nuevo sistema en el que tú puedes quedarte fuera. Humanamente esto es difícil. Pero necesitamos una modificación más radical: hay que empezar y redibujar el sistema desde cero para que el baloncesto pueda crecer con menos dificultades los próximos diez años.

—¿En qué aspectos cree que puede crecer?

—Comparar el impacto de las selecciones con el que tienen los clubes nos hace ver que algo no está yendo bien. Necesitamos que las competiciones de clubes tengan mayor audiencia y más espectadores y que al final también tengan más recursos. En el mundo de los clubes sigue dándose el mecenazgo: personas o entidades que pierden muchísimo dinero. O conseguimos impulsar el baloncesto o en un futuro estos señores que cada año ponen diez o veinte millones sobre la mesa se cansarán y se irán.

—Y eso, ¿cómo se consigue?

—Económicamente necesitamos hacer un esfuerzo para que esto se promocione y que recaude más. Necesitamos trabajar también con las canteras locales. Hay países que han tenido la suerte de tener una generación de oro, como es el caso de España. Pero necesitamos más Gasoles, más Parkers... ¿Dónde está el nuevo Nowitzki en Alemania?

—¿Hay que proteger entonces al jugador español?

—Hay equipos que tienen a jugadores nacionales que ni juegan. No podemos seguir buscando en países menos desarrollados y olvidando lo que tenemos en casa. De aquí a unos años afectará a las selecciones y si los equipos nacionales bajan, dejarán de ser una locomotora del baloncesto. Ese es el motivo por el que queremos que se juegue más. Si Gasol no puede estar por la NBA, que juegue el que está detrás de Gasol. Así crecerán otros jugadores y viviremos un boom de talento.

—En el fútbol, el virus FIFA es un tema candente y los clubes no ven con buenos ojos estos parones, pero ustedes quieren copiarlo con las ventanas.

—Las lesiones son una preocupación que tenemos nosotros, los clubes, los jugadores... pero los beneficios de las ventanas son mayores que los prejuicios. Ese es uno de los temas más gordos que hemos debatido con la NBA: el número de partidos, el peligro de lesionarse, los descansos… Al final, hemos reducido las concentraciones, la carga de trabajo y redistribuido el número de encuentros. No podemos garantizar que nadie se lesione, pero hoy tenemos unos seguros que son mejores que los de la NBA y los del fútbol.

—Que el Europeo sea cada cuatro años, ¿lo revaloriza?

—Fue interesante escuchar a los jugadores. Nos dijeron que se cansaban de tener que jugar cada dos años un Europeo: lo veían casi como una molestia. Ahora es algo más excepcional. En lugar de jugar los nueve u once partidos en dos semanas del Europeo, lo hacemos en varias ventanas.

—El Mundial de China pasa a tener 32 equipos. ¿Habrá más países en los Juegos?

—No, porque está bloqueado por el COI. Por eso, queremos darle más importancia a la Copa del Mundo, que sea más relevante, más fuerte.