Kobe, fin a unas Navidades de récord: 16 partidos, 395 puntos...

Y se acabaron los partidos de Navidad para Kobe Bryant, en esta temporada en la que se va despidiendo de todo lo que ha formado parte de su vida en las últimas décadas: “es una sensación extraña, ya estaba acostumbrado a jugar siempre en Navidad, era como otra tradición familiar…” dijo. Y no exageraba: nadie en la historia ha jugado tantos partidos navideños (16) ni ha metido tantos puntos en ellos (395). Si esta fecha es para las grandes estrellas y los menús televisivos golosos para el gran público, es normal que sus récords pertenezcan a una de las que más ha brillado en toda la historia de la NBA: Kobe Bryant.

Kobe no hizo un gran partido y de hecho sus 12 puntos (en 26 minutos: 4/10 en tiros, y 3 asistencias) son su menor anotación en 25-D desde 2001, cuando se quedó también en 12 ante los Sixers. Han pasado catorce años y aquello era la reedición de lo que había sido meses antes la Final, Iverson contra Shaquille y Kobe. Hoy, los Sixers están en 1-30 y los Lakers en 5-25. Así que no hay mucho que celebrar para un Kobe que, al menos, supo ayer que era el jugador más votado para el All Star Game (sumaría 18). Y con diferencia: “Cuando me enteré pensé ¿pero qué demonios…?”. Blake Griffin comparte en este caso la opinión de los votantes: “Kobe ha hecho tanto por el baloncesto que es una cuestión de su legado. El All Star es para los fans, ellos votan lo que quieren ver. Y si quieren ver a Kobe… pues deberían ver a Kobe. ¿Se quedará fuera otro jugador que este año lo merezca más? Pasa cada temporada así que si tiene que suceder, que sea para juegue alguien que ha hecho tanto por el baloncesto y por tantos jugadores”.

El partido navideño (84-94), sin mucha historia, dejó claro que los Lakers apenas pueden competir contra los cocos de la NBA, grupo al que los Clippers aspiran a pertenecer tras un inicio de temporada peor que discreto a la vista de sus expectativas (17-13 ahora). Desde luego les llega de sobra para aplanar a unos Lakers a los que, quién lo hubiera dicho hace unos años, han ganado ocho partidos seguidos en lo que ya no es tanto un derbi angelino sino, cada vez, un doloroso recordatorio para los aficionados de los Lakers de lo que podría haber sido si la NBA no hubiera vetado el traspaso de Chris Paul, que acabó en L.A… pero de blanco, rojo y azul. Desde que el base dirige a los Clippers, el balance en duelos directos es 12-3.

Los Lakers al menos animaron el fin de noche con un amago de milagro navideño: 44-60 al descanso, 57-85 al final del tercer cuarto… y 82-89 a falta de cuatro minutos. Con los suplentes de los Clippers quedando en evidencia, y no es noticia, tuvo que regresar la primera unidad para controlar el susto. Al final, 13 puntos, 12 rebotes y 7 asistencias de Blake Griffin y 23 puntos y 6 asistencias de Chris Paul.

Los Lakers, con Kobe ya en el banquillo, apretaron con un quinteto en el que estaban Nick Young, Marcelinho Huertas, Brandon Bass y sus dos grandes esperanzas jóvenes, que propulsaron la reacción inconclusa: Julius Randle, con problemas físicos, terminó con 11 puntos y 8 rebotes. Y D’Angelo Russell con 16 y 7. El número 2 del último draft reconoció además que no es especialmente feliz como suplente: “No es algo que le guste a nadie, no pierdo la sensación de que debería ser titular aunque no quiero faltar al respeto a ningún compañero ni decir que lo merezco más que nadie”. Le toca tener paciencia. Si todo va como debe, será titular en los Lakers durante muchos, muchos años…