Cuando no es Curry, es Draymond Green, y cuando no es alguno de estos dos, aparece Klay Thompson. O al revés. El orden que establezcas es indiferente cuando estás hablando del potencial casi infinito de los Golden State Warriors. Al igual que sus ganas a la hora de triturar rivales. Primer cuarto, segundo, tercero o último. Sólo tienen que decidir cuando quieren hacerlo y estás acabado. Los de Bahía de San Francisco siguieron sus dos dogmas esta madrugada frente a Los Angeles Lakers (88-109) y sumaron su victoria número 33 en 35 partidos. Un nuevo récord para la historia de la NBA pues nunca nadie había alcanzado esa marca antes.

Para el primero utilizaron a Klay Thompson. Decir que el escolta salió inspirado en el primer cuarto, es quedarse bastante corto. Anotó 22 de sus 36 puntos en los primeros 12 minutos. Cuando llevaba 20 de los 31 de su equipo, los Lakers sólo habían alcanzado los 18 en el marcador. Clarkson, con 10 (acabó con 20), era el único que hacía de parapeto ante este tiroteo innecesario contra un rival que no contó por tercer partido consecutivo con Kobe Bryant. 

Para el segundo dogma, el que habla de destrozar cuando tienen ganas, hay que esperar al tercer cuarto, pues hasta el descanso, en los segundos 12 minutos, los angelinos sacaron ese orgullo precoz que les da sus jóvenes y el dúo Huertas-Metta World Peace. Los dos veteranos acercaron la diferencia a los 10 (38-48), pero el ritmo en pase de los Warriors (19 asistencias antes de entrar al vestuario, 26 al final) fragmentaba las leves opciones de una campanada que se quedaron en nada a la vuelta del descanso.

Un parcial 0-22 dio el estoque final. Del 55-66 al 55-88 pasaron sólo cinco minutos y una mala noticia: Curry volvió a dolerse de la pierna derecha, aquella que le dejó dos partidos fuera. El base chocó en una entrada a canasta (que anotó) con Hibbert. Walton pidió tiempo de inmediato al ver a su pupilo cojear. El MVP de la pasada temporada volvió a la cancha, pero con todo decidió, se retiró al vestuario para no volver más. Todavía se desconoce si existe gravedad en la lesión o es un pequeño susto. Toca esperar y rezar, claro.