No se puede hablar de 'desastre' en Chicago. Los Golden State Warriors (39-4) dieron una nueva exhibición de juego (38 asistencias) y, como ya sabemos, cuando los de La Bahía juegan así, no hay nada que hacer para los mortales. Ni el mejor Derrick Rose de la temporada (29 puntos, 21 en la primera mitad) pudo frenar el vendaval liderado por Stephen Curry (25+7+10). Una vez más, los de Oakland salen reforzados de un partido importante: otra prueba de que si están bien son imparables. Por otra parte, Pau Gasol jugó uno de los peores partidos de su carrera (si no el peor...). El ala-pívot español solo pudo aportar un punto y falló los ocho tiros de campo que intentó.

Todo sigue igual en la NBA. Había quienes pensaban que los Bulls podían tener opciones ante los Warriors, ya que los campeones llegarían algo más relajados después de arrasar Ohio. Nada más lejos de la realidad. Los pupilos de Kerr y Walton saltaron al parqué del United Center con las mismas ganas y la misma concentración que hace un par de días en The Q. Y no hizo falta nada más. Transiciones rapídisimas (con Harrison Barnes casi de palomero) y tiros en los cinco primeros segundos de posesión, casi irrespetuoso para un rival que se limitó a presenciar cómo los de Oakland se marchaban en el marcador pese a los intentos de un acertadísimo Derrick Rose. Tampoco es que pudieran hacer mucho más. Para que se hagan una idea, Curry falló su primer triple (quedó corto); Barnes, sus primeros tiros; el de Green fue un airball y Klay Thompson también erró sus dos o tres primeros lanzamientos. Pero todo da igual: su juego no varía ni un ápice. No hay preocupación; saben que acabarán entrando. Al final del primer cuarto, 34-18: los mismos puntos que en Cleveland y hasta 12 asistencias, seis de un Curry que ya sumaba 10 puntos. La mitad del trabajo estaba hecho.

Equipo

A partir de ese momento, se limitaron a mantener e incluso ampliar la ventaja (llegó hasta los 33). Los de La Bahía son un auténtico equipazo. Ayer sumaron su encuentro número 21 con +30 asistencias en lo que va de temporada, ningún otro equipo lo ha logrado más de 10 veces (ESPN Stats&Info). De hecho, los campeones han logrado llegar a las 35 asistencias en seis ocasiones, mientras que el resto de la liga, los otros 29 conjuntos, apenas lo han conseguido cinco veces. Y por cierto, Draymond Green, que sigue peleando por un sitio como titular en el All-Star, es el único jugador de la competición que lidera a su equipo en rebotes (9,5) y asistencias (7,5). Un híbrido muy, pero que muy bueno.

Rose y el duelo de MVPs

La buena noticia para los de Illinois fue la enorme actuación de su point guard titular. Rose, que hizo historia junto a Curry (nunca antes se habían enfrentado dos bases MVP), empezó el partido desatado, anotando en penetraciones, contra tabla, etc. Llegó al descanso con 21 puntos con 10-15 en los tiros, pero el deportivo rojo hacía tiempo que había pinchado rueda. Sus compañeros no ayudaban y Rose acabó su noche con 29 puntos, grandes sensaciones individuales y una derrota inevitable.

Curry fever, a lo Jordan

Para acabar, una simple curiosidad. Comentaban los analistas de Chicago durante el primer cuarto que el público había acudido horas antes del comienzo del choque al pabellón, como hacían en los tiempos de Michael Jordan. Solo que esta vez lo habían hecho para ver calentar a un jugador con la elástica rival. ¿Adivinan a quién? La fiebre Curry sigue pegando fuerte en la NBA.