Hoy, 22 de enero de 2016, se cumplen exactamente 10 años de la segunda mejor anotación de la historia de la NBA. Aquel día, un domingo cualquiera en el que Lakers y Raptors saltaban al parqué del Staples Center, Kobe Bryant cuajó uno de los mejores partidos que se recuerdan. El escolta, leyenda viva del baloncesto, se fue hasta los 81 puntos, anotando 55 en la segunda mitad y dejando al mundo entero con la boca abierta. Siete triples, 28-46 en los tiros (60% de acierto), 18 de 20 desde la línea de libres y una victoria que quedó grabada para siempre en las retinas de millones de aficionados al deporte de la canasta.

"La noche anterior había cenado pizza de pepperoni y un refresco de uva", asegura el ahora '24'. "Tenía problemas en la rodilla, y antes del partido me tomé una hamburguesa y unas patatas fritas. No bromeo. Salí ahí fuera y jugué". Palabras de Bryant sobre aquel día en el que solo los 100 puntos de Wilt Chamberlain se salvaron del vendaval.