LeBron James nunca quiso a Blatt... y LeBron es Cleveland

18 DE MAYO DE 2014: David Blatt gana una Euroliga improbable con un Maccabi que había comenzado el año lejos del pelotón de grandes aspirantes. La exhibición táctica del entrenador de Boston ante un Real Madrid que venía embalado le catapultó al título de entrenador europeo de año y sumó, ante el ojo internacional, la Copa de Europa a sus éxitos con Rusia: bronce en Londres 2012 y dos metales europeos, otro bronce en 2011 y aquel oro ante España y en Madrid (2007). Su camino en el Maccabi, sin embargo, estaba a punto de terminar con un balance de 255 victorias por solo 55 derrotas.

20 DE JUNIO DE 2014: Dan Gilbert, dueño de Cleveland Cavaliers, contrata a David Blatt como entrenador de la franquicia de Ohio, que pasa por un vía crucis desde la traumática salida de LeBron James. En cuatro años, 97 victorias y, eso sí, tres números 1 de draft (Kyrie Irving, Anthony Bennett, Andrew Wiggins). También, con Blatt, tres entrenadores tras las malas experiencias de Byron Scott y la segunda etapa en la franquicia de Mike Brown. Blatt iba a tener la misión de conducir la reconstrucción con una base joven formada por Irving, Bennett, Wiggins, Waiters, Tristan Thompson…

11 DE JULIO DE 2014: LeBron James anuncia en Sports Illustrated que regresa a Cleveland. A partir de entonces, el anillo sustituye a la reconstrucción como objetivo inmediato de la franquicia. El 23 de agosto Bennett y Wiggins entran en la operación que lleva a Kevin Love a Cleveland. Después llegan más veteranos: Shawn Marion, Mike Miller, James Jones…

1 DE ABRIL DE 2015: David Blatt es elegido Entrenador del Mes tras un marzo de 11 victorias y 4 derrotas para unos Cavs que pasan de un 19-17 a un 48-27 gracias a la llegada de Shumpert, JR Smith y Mozgov, y a la plena recuperación de LeBron, con problemas físicos en la primera mitad de la temporada. Blatt pasa por, seguramente, su mejor momento en el equipo. Al menos de cara al exterior.

10 DE MAYO DE 2015: LeBron James salva a los Cavaliers, que perdían 1-2 en eliminatoria de segunda ronda, con una canasta sobre la bocina en Chicago. Después del partido asegura ante la prensa que se saltó la jugada que había dibujado Blatt, en la que tenía que pasar el balón. Remata con un “Que me den a mi la pelota. Es así de sencillo”. Antes del final, Blatt casi acaba con las opciones de su equipo al intentar pedir un tiempo muerto cuando ya no tenía ninguno a su disposición. Lo evita a agarrones su segundo, Tyronn Lue. Es decir, a Blatt le sacan de un lío tremendo Lue y LeBron. Blatt, cuídate de los Idus de marzo

16 DE JUNIO DE 2015: Sin Kyrie Irving y sin Kevin Love, llevando a LeBron al extremo de la resistencia humana e inventándose recursos que no tenían, los Cavaliers fuerzan seis partidos en las Finales. Aquel día, en su pista, ceden definitivamente el nuevo campeón, Golden State Warriors. Cleveland tendrá que seguir esperando: sus equipos profesionales no ganan un título desde 1964 (Cleveland Browns, NFL).

26 DE DICIEMBRE DE 2015: Después de perder en el partido de Navidad ante los Warriors, en Oakland y en su primer cruce desde la Final, los Cavaliers juegan un partido vergonzoso en Portland (105-76). En el entorno de la franquicia sobrevuela el jaque a Blatt, que ha enfadado a los veteranos con su rotación recortada al estilo playoffs en el partido ante Stephen Curry y compañía.

18 DE ENERO DE 2016: Cuatro días después de perder en San Antonio ante el tercer gran aspirante, los Cavaliers hacen el ridículo en su pista ante los Warriors (98-132… y gracias). Sin estilo ni espíritu, se instala la sensación de que se avanza hacia otro año perdido. En Cleveland y con LeBron, un año perdido es un año sin anillo.

VIERNES 23 DE ENERO DE 2015. David Blatt es despedido después de un notable triunfo ante los Clippers (115-102) tras el que el general manager, David Griffin, asegura que no había visto “alegría en el vestuario”. Blatt deja Cleveland 582 días después de su llegada y con un balance en Regular Season de 83-40. Se convierte en el primer entrenador que resulta despedido con su equipo líder de su lado del país desde que se instaló el actual sistema de Conferencias (temporada 1970-71).

Punto y final a un matrimonio en el que hubo algún pico de cariño, quizá, pero nunca amor. Los Cavaliers, sin nada que perder si no se sienten cerca de Warriors y Spurs, apretaron el gatillo en un proceso que puede continuar (tras Blatt, la plantilla: quizá Mozgov, ¿quizá Love…?). Con 56 años y una enorme carrera en Europa, Blatt se va sin haberse quitado el sambenito de entrenador rookie, de tipo que no debería estar allí. No supo hacerse respetar, no supo hacerse imprescindible ni cuando sus Cavaliers atacaban de maravilla en el segundo tramo de la pasada temporada ni cuando defendían a muerte y se sobreponían a las bajas en los pasados playoffs. Llegó para desarrollar a un grupo de jóvenes prometedores y se vio de pronto en la capital del drama del deporte USA, la Cleveland en la que es casi una entidad divina un LeBron que en  ocho temporadas y media en su casa va por cinco entrenadores. Blatt empezó con el ataque Princeton y acabó en manos de sus jugadores, de algunos de sus jugadores. Ni sus acciones ni su lenguaje corporal recordaban al entrenador volcánico de Rusia o el Maccabi. El desenlace estaba cantado para un entrenador que vivía solo de los resultados en el plazo más corto posible: “solo con buenos resultados le soportaban sus jugadores”, dice ahora la prensa de Ohio.

LeBron nunca quiso a Blatt. Probablemente sea tan cierto que la franquicia no le consultó esta decisión como que no necesitaba hacerlo. El panorama era diáfano y el sustituto estaba en casa: Tyronn Lue, el chico de LeBron y el asistente más caro de la NBA (más de dos millones de dólares anuales). LeBron admira a Doc Rivers y prefiere a los entrenadores que han sido jugadores. Y Lue fue campeón con los Lakers y asistente de Rivers. También ha aprendido a lo largo de su carrera de Phil Jackson o los hermanos Van Gundy. Tiene pedigrí. Y tiene el beneplácito de una plantilla en la que Kyrie Irving es el único peso pesado que no se habrá alegrado especialmente de la salida de Blatt.

Así que, ¿ha echado LeBron James a David Blatt? No directamente, como tampoco le ha echado directamente el nivel histórico de los actuales Warriors. Pero es tan fácil creerse que el Rey no aporreó la puerta de Gilbert para pedir el despido como entender que en Cleveland no se mueve ni un folio sin tener en cuenta la opinión de quien es mucho más que un jugador franquicia. LeBron es un símbolo, el orgullo restaurado de toda una ciudad. Y tiene 31 años y muchos kilómetros en las piernas. No está para dejar pasar oportunidades y desde luego no puede ser un jugador fácil de entrenar. No si no sigue por una cuestión de puro respeto a quien le dirige. LeBron ni ficha ni despide en Cleveland, pero LeBron ahora mismo es Cleveland.

A partir de ahí, la actitud de LeBron nunca ha sido buena, como mucho correcta en los mejores momentos, con un entrenador al que finalmente puenteaba para entrar y salir de la pista a su antojo (pasó en los últimos playoffs), que no se atrevía a corregirle defectos en las sesiones de vídeo y que miraba para otro lado en muchos tiempos muertos mientras Lue y LeBron daban órdenes. En el pecado lleva la penitencia Blatt, por lo demás un entrenador fabuloso. Desde luego para Europa.

Y a partir de ahí, conviene no olvidar los manejos del representante e íntimo de LeBron, Rich Paul y su Klutch Sports Group. Que no querían a Blatt cuando decidieron volver a Cleveland, que se enfrentaron a los Cavaliers para tratar de imponer a Mark Jackson y que metieron bajo su manto a Lue, que a su vez quería el puesto mientras trataba de mantener la suficiente lealtad a su superior.

LeBron James nunca ha querido a David Blatt y, seguramente, David Blatt no debería haber entrenado al equipo al que estaban a punto de llegar el propio LeBron y Kevin Love, el que bate récords ahora con un payroll de 110 millones de dólares. El timing crujió a un técnico que después no ha terminado de marcar estilo, desde luego no el suyo. A ese renunció cuando entendió que era el hombre que no debería estar allí.

Entrenar a LeBron tiene que ser una delicia. También tiene que ser una pesadilla, especialmente en función de quien seas. En ese sentido, Lue empieza bendecido del mismo modo que Blatt nunca lo estuvo. Esto quizá arregle ánimos pero esta no es la fórmula mágica (no solo esto, como mínimo) para verse de repente a la altura de Warriors y Spurs. Eso lo sabe todo el mundo en el entorno NBA, lo sabe todo el mundo en Cleveland y lo sabe LeBron James. No contra equipos superiores, mejor entrenados, con mejor plan y más recursos y los dos tipos que mejor le defienden de toda la liga, Kawhi Leonard y Andre Iguodala. Justo ahí, en la hora de la verdad en la que no sirve lo que dijo aquella noche en la que salvó/descubrió a Blatt: “Dadme a mí la bola y apartaos todos”. Veremos.