REAL MADRID 85-UNICAJA 80

El Madrid gana un gran duelo y deja sin Copa al Unicaja

Llevaba nueve derrotas en diez partidos ante los mejores equipos en ACB y en la Euroliga. Un robo de Rivers sentenció al final. Muy buen partido de Willy Hernángomez y de Sergio.

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Si el Madrid llegaba al partido con dolencias, las mantiene. Y qué decir de las del Unicaja. Un grande sin Copa, sin la Copa de la vida. No hay pastillas milagro, ni se cura al enfermo grave de un día para otro. Pero los blancos se quitaron una carga de encima, la de las derrotas en las batallas grandes. Llevaban solo una victoria (Fenerbahçe) de diez posibles frente a los potentados de la ACB y de la Euroliga. Ya habían caído con el Unicaja en la Supercopa y por fin ganaron una de esas peleas. La primera frente a uno de los aspirantes de aquí, aunque los de Plaza anden en horas bajas. Y lo hicieron con la rotación marcada, tirando del núcleo duro, con Sergio Rodríguez de principal y sin Thompkins ni Ndour más la presencia testimonial de un Taylor confuso. Pero lo hicieron también con Willy Hernangómez, en su mejor actuación con la camiseta blanca. Facilidad para jugar el dos contra dos y buscarle la espalda al enemigo, y esta vez mucho más. Muy útil atrás, manos y energía. Cuerpo. Hizo feliz a la grada, y a Laso. Jugó el último cuarto entero mientras Ayón lo veía desde el banco. Un relevo de calidad.

El duelo al sol, en el que unos se jugaban la salud mental y otros la Copa, arrancó a tiro limpio. Fue una pugna de defensas distraídas con un 10 de 17 colectivo en triples en el primer cuarto. Carroll desgastaba la red de tanto roce con una puntería solo al alcance en un videojuego (Curry no cuenta aquí, claro). Quince tantos del escolta en ocho minutos y los blancos cerraban el primer parcial apenas uno arriba: 27-26.

El Unicaja mantuvo cierta fluidez. Añadió dos dianas de tres hasta el descanso (apenas hizo cuatro intentos, por ocho de los blancos) y aprovechó la vía de agua local en la pintura. Seis canastas cerca del aro entre Fran Vázquez y Cooley con Alberto Díaz al volante. El canterano condujo bien a sus compañeros y el Real entró en bache, ahora ofensivo. Uno de esos bajones que le golpean tan duro. Capaz de volar con rachas de acierto exageradas y también de no meter nada de nada en cuatro minutos (37-46). Los peores momentos, los de más desacierto, llegaron con los tres bases en pista: Sergio, Llull y Doncic. Al esloveno le ha visitado el tío del mazo y le ha pegado donde guarda la confianza. Se vio en un tiro de tres que se quedó corto por metros.

El Madrid, como acostumbra, sacó la cabeza del agua. Ha perdido muchas batallas, trece en lo que va de curso, pero siempre mantiene vivo el pulso. Sergio Rodríguez empujó, fundamental ahora porque Llull aún debe coger ritmo. Y apareció Nocioni. No miren los números, sientan el nervio. Metió un triple, falló otro y cometió una antideportiva que le calentó. Pasada de frenada controlada y explosión de intensidad que contagió a los suyos. Defensa agobiante sobre Carlos Suárez, rebote, tapón y 6-0 de parcial. Willy sumaba en ese final de cuarto e inicio del último dos canastas y un dos más uno. Anotación y concentración. Ayudas, robos, volumen para detener los kilos rivales en el uno contra uno. Nunca fue tan útil en la intendencia como en esta jornada.

La renta madridista tocó los cinco tantos (70-65) pero se esfumó pronto. El Unicaja era una roca uniforme, con muchas manos sumando pero sin nadie con un brillo especial en la mirada. El que te gana finales apretados, porque, una vez más, íbamos de cabeza a un desenlace en el alambre. Aparecía por entones Jamar Smith, pero no luego. Un triple de Sergio con falta simultánea a Reyes (dos tiros libres) destensaba la cuerda (78-73). Y más tarde, 82-77. El Madrid entraba de nuevo cinco arriba en el último minuto. Como ante el Barça. Y otra vez recibía un triple (Nedovic, 82-80). La sombra de Doellman era alargada. Y como el jueves... falló el tiro Carroll. Un calco del Clásico paso por paso hasta que KC Rivers impidió más repeticiones lanzándose al suelo, golpazo incluido, para robar el balón. Bola ganadora y floja actuación enmendada en un segundo. Los fantasmas cambiaron de color, del blanco al verde. El Unicaja fuera de la Copa. Golpe duro.