NBA

Bulls del 72-10: dos derrotas en casa, línea de tres más cerca...

Los Warriors (42-4) marchan por delante de los Bulls del 72-10 a estas alturas (41-5). Aquel equipo ganó 18 partidos seguidos, 33 fuera de casa y solo perdió dos como local.

0
Bulls del 72-10: dos derrotas en casa, línea de tres más cerca...

En el ecuador de diciembre los Warriors, agotados, cayeron en Milwaukee y dejaron en 24-0 su histórico inicio de temporada. Por entonces ya arreciaban las comparaciones con los Bulls de la temporada 1995-96: el equipo de leyenda (Phil Jackson, Michael Jordan, Scottie Pippen, Dennis Rodman, Tony Kukoc...) que jugó una campaña que ha quedado fijada después como el patrón oro de la NBA: 72-10, la perfección. En las dos décadas siguientes las comparaciones han sido lejanas: aquel equipo se usaba como una metáfora de esa perfección prácticamente, casi casi inalcanzable. Hasta que estos Warriors han puesto rumbo al desafío a la lógica que implica reventar una marca semejante. Es 30 de enero y están 42-4. Aquellos Bulls, en el mismo número de partidos (y a 6 de febrero) sumaban una derrota más: 41-5.

Que los Warriors están en ritmo de asaltar la gran leyenda de la Regular Season es un hecho: en sus últimos 82 partidos de Temporada Regular, incluida la temporada pasada, acumulan un balance de 71-11 (le siguen Spurs con 65-17 y Cavalies con 61-21). Desde el inicio de la pasada temporada (la de su primer anillo en 40 años), los de la Bahía están 109-19. En su pista, 51-2. Allí, en ese vetusto Oracle en el que ya solo suceden maravillas, llevan 40 victorias seguidas (22-0 en la presente temporada). Ya la segunda marca histórica, igualada a la de los Magic en 1996 y, otra vez, a la caza de aquellos Bulls del mismo año, que dejaron otro récord con 44 consecutivas acumuladas en su cancha.

Diferente distancia en el tiro de tres

Aquella NBA de mitad de los 90 era otra NBA. Una mucho más física y en la que después fueron cambiando las reglas a favor del actual juego, mucho menos encorsetado. Entre 1997 y 2005 se fue castigando cada vez más el contacto físico, censurando el uso de las manos en defensa… otro estilo, argumento de muchos para asegurar que aquella bestia defensiva que lideraba Michael Jordan ganaría a esta locomotora casi poética que pilota Stephen Curry. Como curiosidad, y puestos a ajustar normas y matices, aquellos Bulls tenían una ligera ventaja en el tiro exterior: entre 1994 y 1997, la línea de tres estaba a la misma distancia del aro desde cualquier posición de la pista (6,70). Después volvió a las marcas originales: del 6,70 en las esquinas al 7,25 frontal. Puede parecer anecdótico, pero no lo fue. Michael Jordan promedió un 32,7% en tiros de tres: 40,3% en aquellos tres años de ligera reducción y 28,8% en el resto de su carrera. El efecto se repitió en los porcentajes de Pippen, Kukoc o el propio Steve Kerr, gran vaso comunicante (de guard especialista a entrenador) de los dos equipos. Si eso supuso una ventaja efectiva para los tiradores, ¿qué harían los actuales Warriors (casi 13 triples por partido y por encima del 42%...) con ella? El debate es interminable…

Los Bulls, una máquina de aplastar rivales

Los Bulls conservan aquella mejor marca histórica (72-10) y tienen también segunda (69-13 en la siguiente, 1996-97). Desde entonces, lo más cercano ha sido el 67-15 de los Mavericks de la 2006-07… y los Warriors del curso pasado. El récord anterior era el 69-13 de los Lakers de la 1971-72. Los Bulls fijaron su mejor racha en 18 triunfos seguidos (tuvieron otra de 13) entre el 29 de diciembre y el 2 de febrero (por detrás de las 24 iniciales de los de Oakland), fueron, en número puros, el máximo anotador de la temporada (105,2 puntos de media) y la tercera mejor defensa (92,9 encajados). Eso les dio un histórico +12,3 en la diferencia de puntos a favor. Y batieron el récord de victorias fuera de casa con 33. En rating ajustados, una realidad más diáfana: mejor ataque (115,2) y mejor defensa (101,8). Y de ahí a un inapelable 15-3 en playoffs (4-2 en la final ante los Sonics).

Ahora mismo los Warriors revientan la cifra de puntos por partido (115,1) pero están encajando 102,4. Un dato que tiene más que ver con la relajación en algunos partidos (o finales de partidos ya resueltos) que con su verdadero tono defensivo, el que sacaron en los duelos ante los Cavaliers y los Spurs. Su diferencial es +12,7. En ratings, el mejor en ataque (115) y el cuarto en defensa (102,3). El ajuste de ritmo de juego (pace: número de posesiones por 48 minutos) permite entender y mejorar la comparativa: 91,1 los Bulls (20 de los 29 de su NBA) por el 99,2 de los Warriors, segundos por detrás de Sacramento Kings (99,7).

Avalancha de reconocimientos

Los Bulls del 72-10 perdieron cinco partidos antes del All Star (42-5) y cinco después (30-5).Firmaron su mejor mes en enero (14-0) y acumularon un 27-1 si se le añade diciembre. Después perdieron 3 partidos en febrero (11-3), dos en marzo (12-2) y otros dos en abril (10-2). Fue el año de la llegada de las dos franquicias de Canadá, Toronto y Vancouver, el del último regreso de Magic Johnson y el que vio a Lenny Wilkens alcanzar las 1.000 victorias como entrenador. Aquellos Bulls fueron un equipo indescriptiblemente bueno en la pista: Michael Jordan fue MVP de la temporada, del All Star y de las Finales, Phil Jackson Entrenador del Año, Tony Kukoc Mejor Sexto Hombre y Jerry Krause Ejecutivo del Año. Y fueron un fenómeno también fuera de las pistas, de la explosión de Jordan como icono del marketing a las veleidades televisivas de Rodman. Su llegada a cada ciudad se asemejaba al desembarco de un grupo de música legendario, la gente comenzó a acudir a sus hoteles e incluso a los entrenamientos… y hasta en eso hay ciertos paralelismos con los actuales Warriors, de las ovaciones en canchas rivales al público agolpado para ver las rutinas de tiro de Curry en las sesiones prepartido.

Curry y Jordan, Klay y Pippen, Rodman y Green...

En los Bulls, Michael Jordan (ganó el octavo de sus diez títulos de Máximo Anotador batiendo los siete de Wilt Chamberlain) fue máximo anotador (30,4), segundo máximo reboteador (6,6) y segundo máximo asistente (4,3). En este apartado le superó Pippen (5,9 asistencias... y 19,4 puntos con 6,4 rebotes). En el primero, el infalible Dennis Rodman, una bestia que (14,9 por partido) cogía el 28% de los rebotes totales del equipo. El único que anotó en dobles cifras además de Jordan y Pippen fue Kukoc (13,2). En los Warriors actuales, Curry es el que más anota (29,9), el segundo en asistencias (6,6) y el cuarto en rebotes (5,3). Green es líder en pases de canasta (7,2) y rebotes (9,4, el 20,1% de los totales), donde también adelantan al base Bogut y Ezeli. Por encima de diez puntos por noche anotan el propio Curry, Klay Thompson (20,9), Green (14,5) y Harrison Barnes (12,1). Curry, además, roba 2,1 balones por partido por los 2,2 que promedió Jordan.

Los siete principales de la rotación de los Bulls se perdieron un total de 46 partidos de aquella Regular Season: ninguno Jordan y Kerr, uno Kukoc, dos Harper, cinco Pippen, 18 Rodman y 20 Longley. Los siete primeros de los Warriors (con Livingston por delante de Ezeli) acumulan ya 31 ausencias en 46 partidos totales del equipo, que no ha perdido cuando han estado disponibles Curry, Klay, Barnes (baja 16 noches por una lesión de tobillo), Green, Bogut e Iugodala, el núcleo duro junto a Livingston y Ezeli. Curry, Thompson y Green suman cinco ausencias.

Vuelta de Jordan, apuesta por Rodman

Aquellos Bulls del segundo threepeat se agruparon gracias al regreso de Michael Jordan en el último tramo de la temporada anterior (el 18 de marzo de 1995 emitió un mítico y escueto comunicado: “I’m back”) y al traspaso desde los Spurs de Dennis Rodman a cambio de Will Perdue y algo de dinero. Con Rodman llegó Jack Haley, que solo jugó un partido pero que era íntimo de ese Rodman tan difícil de manejar. Su peor derrota fue la séptima de la temporada (54-7), un 104-72 en el Madison (10 de marzo) a manos de los Knicks de Pat Ewing (26 puntos, 14 rebotes). Las únicas dos que enlazaron seguidas les hicieron pasar del 41-3 al 41-5. Llegaron en el Oeste, el 4 (105-99 en Denver) y el 6 de febrero (106-96 en Phoenix). Los dos únicos partidos perdidos en su United Center llegaron ya al final de la campaña, con los playoffs a la vista: 97-98 contra Charlotte Hornets y, en el penúltimo partido, 99-100 contra Indiana Pacers. Su 3-2 como local en abril dejó claro que, más allá de récords, aquel equipo velaba ya armas para las eliminatorias.

Por último, los Bulls tuvieron dos representantes en el All Star: Michael Jordan y Scottie Pippen. Los Warriors tendrán en Toronto a su big-three: Stephen Curry, Klay Thompson, Draymond Green. El hecho es que hasta hace unos meses costaba mucho imaginar que el 72-10, el patrón oro en Regular Season, era superable. Hasta ahora y hasta estos Warriors, que siguen en ello. Y, ya a las puertas de febrero, es mucho decir. Veremos.