El penúltimo adiós de la Mamba Negra, de Kobe Bryant

Kobe Bryant, la Mamba Negra, el único jugador que ha defendido durante 20 años la camiseta de la misma franquicia, empezó a irse cuando se rompió el talón de Aquiles el 12 de abril de 2013. En un largo adiós de gloria agridulce desde que anunció que esta sería su última temporada, el All Star de Toronto es un hito. Una alfombra roja tendida por la NBA, que es lo que es porque reconoce a sus iconos, y un abrazo para la historia del resto de estrellas, casi todas de la siguiente generación. Los jugadores para los que Kobe es su Michael Jordan, los que han querido ser como él. Si alguien duda de su lugar en el santoral de la Liga que escuche a Durant. O a LeBron. A todos.
 
Kobe es el máximo anotador de los All Star: 18 nominaciones, 4 MVP. Más consecuencia que culmen de una carrera construida sobre la certeza de que todo lo que le rodeaba estaba allí para que él lo cogiera. En 1998 fue (19 años) el titular más joven en un All Star: tiró más que Kevin Garnett y Karl Malone juntos. Y apartó a empujones a este último, que dijo después que no quería saber nada de esos partidos en los que los jovencitos no le respetaban, para marcar a Michael Jordan, al que despidió otra vez cara a cara, y entre confidencias, en la edición de 2003. Ahora es él el que se va, con 37 años ya más leyenda que jugador. Por eso hay que verle jugar hoy. Para seguir despidiéndole y para recordar las razones por las que le echaremos de menos siempre. Como a todos los genios.