Ninguna competición de baloncesto, en todo el mundo, se puede comparar con el March Madness, la ‘Locura de Marzo’ del torneo universitario estadounidense, que hoy comienza. Ni siquiera las Finales de la NBA le hace sombra, siempre por detrás tanto en audiencias televisivas como en espectadores en las gradas.

Esto es así porque hablamos de un acontecimiento social más que de uno deportivo. 68 equipos se juegan la temporada en rondas eliminatorias y las apuestas de los resultados alcanzan a todos los ámbitos de la sociedad. Hasta el mismo Barack Obama participa haciendo público su cuadro de victorias y derrotas (bracket). Son tres semanas que concluirán en la Final Four que se jugará en el NRG Stadium de Houston, con capacidad para 80.000 espectadores.

Los favoritos, en esta ocasión, son las universidades de Kansas, North Carolina, Oregon y Virginia, que son los cuatro cabezas de serie de cada una de las regiones en que se divide el cuadro. Sin embargo, la temporada regular no ha contado con ningún dominador claro y eso hace sospechar que veremos un campeonato final con muchas sorpresas.

Sin Simmons

Algo que ya están lamentando los organizadores es que la universidad de LSU se haya quedado fuera de la pelea por el título. Les duele porque en ella juega Ben Simmons, considerado uno de los dos grandes candidatos a ser número uno del draft de la NBA el próximo mes de junio. El australiano no ha podido liderar a su equipo a estar entre los 68 mejores de la temporada, y eso puede pasarle factura a ojos de los expertos del draft. La otra gran figura de esta promoción de jugadores, Brandon Ingram, juega en Duke y sí que estará en el March Madness. Tiene una oportunidad de oro para brillar en solitario.