VILLANOVA 77 - 74 NORTH CAROLINA

Villanova gana la NCAA... ¡con un triple sobre la bocina!

Final de infarto en Houston. Los Wildcats, campeones nacionales por segunda vez en su historia. Ryan Arcidiacono, el capitán y alma del equipo, MVP.

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El mejor final para el mejor partido. Los Villanova Wildcats se impusieron a los North Carolina Tar Heels en un encuentro que ya tiene un sitio reservado en la historia de la NCAA. Con Arcidiacono como bandera (capitán y MVP), el equipo que derrotó a la otra gran favorita (Kansas) y que dejó fuera del Torneo al mejor jugador (Buddy Hield), acabó llevándose el gato al agua en un final de partido que recordaremos siempre: Marcus Paige empató el choque para los Tar Heels a 4,7 segundos con un triple imposible y después apareció Kris Jenkins para ganar el torneo sobre la bocina. Qué partido, señores.

Empezó rara la noche, con los Wildcats ganando la pintura y los Tar Heels anotando una y otra vez desde el triple: algo a lo que no nos tienen acostumbrados (han sido de los peores equipos del país en lanzamiento de tres puntos: 31,9% durante el curso). Joel Berry II, que acabó con 20 puntos (15 en la primera mitad), fue el gran protagonista de un primer tiempo precioso en el que los nervios chocaban con las ganas y los árbitros le cogían el gusto al silbato. Las pérdidas impidieron que North Carolina abriera hueco en el marcador y se llegó al descanso con un +5 para los Tar Heels que dejaba todo para los últimos 20 minutos. 

En el segundo tiempo, la aparición meteórica e inesperada de Phil Booth revolucionó el choque. El sophomore, que nunca había pasado de los 16 tantos (un secundario), se fue hasta los 20 puntos desde el banquillo y lideró la remontada de los Wildcats, que llegaron a lograr hasta 10 puntos de diferencia a solo unos minutos del final. Brice Johnson, el mejor de los de Roy Williams durante el torneo (el técnico tendrá que esperar para lograr su tercer título), nunca estuvo cómodo y apenas dejó un par de mates espectaculares (desaparecido en combate). Pero entonces, cuando todo parecía indicar que el campeonato estaba decidido, se presentó en los minutos clave la muñeca de Marcus Paige (21 puntos, 5 rebotes y 6 asistencias). El escolta no podía fallar (cuando lo hizo, cogió su propio rebote y anotó igual) y empató el partido a 4,7 segundos con un triple de dibujos animados, rectificado incluido. Una maravilla.

Y aún quedaba lo mejor: Arcidiacono recibió en su campo, recorrió toda la cancha y, con solo un segundo en el reloj, cedió el balón Jenkins, que esperaba ansioso a siete metros del aro. ¡Boom! El alero levantó los brazos al cielo después de ver cómo su tiro besaba la red: juego, set y partido. O mejor dicho: cuarto (mitad), partido y campeonato. La Final de la NCAA se decidió sobre la bocina por primera vez desde 1983. Repito: qué partido, señores.

-- ¡Dos triples en los últimos cinco segundos! Paige y Jenkins --

La defensa y los detalles

Si nos dicen antes de empezar que los Tar Heels van a acabar con un 11-17 en triples (65% de acierto) y que van a perder el partido, no nos lo creemos. Sin embargo, los Wildcats, que tampoco estuvieron nada mal desde la larga distancia (8-14, 57%), se centraron en cerrar la gran vía de anotación de sus rivales: la pintura. Con una defensa ordenada y agresiva, redujeron al mínimo posible las canastas en las inmediaciones del aro. Muchísimo mérito, considerando a quién tenían delante (aun así, los Tar Heels cogieron hasta 16 rebotes ofensivos). Así, entre esfuerzos defensivos, atención a los detalles y el factor X llamado Booth, se impusieron con claridad en la segunda parte hasta que llegó el empujón final de Paige.

Arcidiacono MVP

-- Un MVP sin hueco en el Draft de la NBA --

El triple final lo metió Jenkins, pero el mejor volvió a ser el capitán. Ryan Arcidiacono, desaparecido en ataque durante muchos minutos (acabó con 16 puntos), tuvo un par de tramos brillantes de cara al aro y fue, como siempre, la brújula de los Wildcats en ataque y en defensa. El corazón; el pilar sobre el que se sustenta este proyecto de equipo (con mayúsculas) que ha ganado la NCAA de la manera más difícil (y más bonita): derrotando a los dos grandes favoritos (Kansas y UNC) y al que estaba siendo el mejor jugador del torneo (Buddy Hield). Un triunfo milagroso pero rotundo al mismo tiempo. Un final de película para una historia que no olvidarán jamás.