WARRIORS 117 - WOLVES 124

¡Los Warriors vuelven a caer! Los Wolves de Ricky Rubio defienden el 72-10 de Jordan

Un Curry desconocido (humano) no fue capaz de salvar a los suyos esta vez. Towns, Wiggins, LaVine y Muhammad hicieron el resto. GS tendrá que ganar todo lo que queda. Warriors-Cavs Game 5 en directo

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NBA

Vértigo en Oakland. No hay otra forma de explicar lo ocurrido ayer en el Oracle Arena. Los Warriors, con el 72-10 en la cabeza, no fueron capaces de batir a los jovencísimos Wolves. Fue como si Michael Jordan, Scottie Pippen y Dennis Rodman estuvieran defendiendo a Stephen Curry y compañía en cada una de las jugadas. Los locales, bloqueados en ataque (con cortocircuito importante y un Curry fallón), llevan tanto tiempo sin defender en serio durante 48 minutos que sufren cuando les toca hacerlo. Karl-Anthony Towns (20+12), Andrew Wiggins (32), Zach LaVine (16) y un enorme Muhammad (35) fueron los responsables de la novena derrota de la temporada de unos Warriors que tendrán que ganar todos sus partidos restantes (cuatro, dos contra los Spurs) para asaltar el trono de los Bulls de la 95-96. Dos derrotas en tres encuentros, un Curry irregular y una defensa que no aparece. Por increíble que parezca (y absurdo que suene) hay problemas en La Bahía. Sí, con 69-9.

Como ya he dicho, es difícil de explicar. Para que se hagan una idea, ayer fue la primera vez en 115 partidos que los Warriors pierden tras ganar de +15 puntos en algún momento (vía David Lock). Y también es la primera vez que pierden esta temporada cuando se van arriba al descanso (61-0 hasta ahora). Todo ante unos Minnesota Timberwolves que llegaban al Oracle con un récord de 25 victorias y 52 derrotas, plagados de jóvenes y con el único objetivo de intentar entrar en el grupo de equipos que 'ganaron a los Warriors aquella temporada'. La historia siempre guarda capítulos increíbles. Y esta vez, aun estando en La Bahía, no hablamos de show, de triples o de récords, sino de una sorpresa que solo podemos atribuir al vértigo. Un regalo de los Wolves a Michael Jordan ¿Habrán conseguido que sonría tras la dolorosa derrota de sus Tar Heels?

Hay dos frases que acompañan siempre al baloncesto y que nos hacen reflexionar ahora sobre estos Golden State Warriors: la defensa gana campeonatos y los detalles ganan campeonatos. Ambas ciertas, como probaron los de Oakland la temporada pasada, cuando eran capaces de defender como el mejor equipo de la Liga y cuando prestaban atención a todos y cada uno de los detalles. ¿Qué ha cambiado en los últimos meses? De tanto arrasar rivales y ganar con números de ensueño (instalados en los 130 puntos), los de La Bahía se han olvidado de bajar el culo (perdonen la expresión) y de apretar los dientes. Hace tanto tiempo que no necesitan 48 minutos de intensidad que ahora no son capaces de recuperar aquellas sensaciones. Creo, sinceramente, que no exagero. 

Lo de los detalles me ha impactado como si me lanzaran una roca cuando he visto a Draymond Green fuera del campo con casi tres minutos de prórroga por delante (expulsado por faltas). Sin Green, los Warriors ni se parecen a los Warriors. Sobre todo en defensa. Y eso que esta vez sí estaba Iguodala (no jugaba desde el 11 de marzo). Y también Bogut.

Hasta 24 pérdidas de balón. Algunas, errores graves de concentración que provocaron transiciones rápidas de unos Wolves que supieron aprovechar la dejadez de sus rivales. Cierto es que los Warriors no son un equipo que necesite tener especial cuidado con el balón (promedian +15 pérdidas), pero de ahí a perder 24... Kerr no estará nada contento con los 53 minutos que su equipo jugó anoche. Y menos si tenemos en cuenta que empezaron como un ciclón: 25-10 en los primeros siete minutos. ¿Después? Después llegó el vértigo. Y Muhammad.

El Don de Towns

Nunca damos suficiente crédito al presente; siempre pensamos que el pasado fue mejor y necesitamos años para darnos cuenta del valor real de las cosas que vivimos. Pues bien, cuando dentro de un par de lustros miremos atrás, a la temporada 2015-16, no solo encontraremos que este equipo de los Warriors es/fue irrepetible, sino que nos golpeará en la frente el nacimiento de una superestrella de la Liga. Evidentemente, hablo de Karl-Anthony Towns. El rookie de los Wolves, que debería ganar el premio al novato del año por unanimidad (sí, pese a Porzingis), es un jugador realmente especial. Sus números son impresionantes, su capacidad para acumular dobles-dobles llama poderosamente la atención, así como su capacidad para defender cuatro o cinco posiciones en los cambios (hoy se quedaba hasta con Curry: sin miedo). Y todavía no hemos hablado de su característica más llamativa. Lo más increíble; lo que más impacta de este pívot de la marca Kentucky es su lectura del juego. Con solo 19 años, acierta tanto como los mejores de la Competición en situaciones límite. El cansancio no impide que exhiba lucidez cada vez que recibe el balón: pasa cuando tiene que pasar, lanza cuando tiene que lanzar, penetra cuando tiene que penetrar y podría seguir, pero creo que os hacéis una idea de por dónde van los tiros (ayer, los árbitros le quitaron un 2+1 clarísimo). Es un jugador realmente especial.

La alargada sobra de MJ

-- Calendario y opciones de los Warriors para intentar superar el 72-10 --

Podría seguir escribiendo párrafos y párrafos sobre el partido: Wiggins siempre debería atacar la canasta, lo importantes que son los triples de LaVine en un equipo como Minnesota, las dudas de un Harrison Barnes que desapareció en la segunda parte o cómo Klay tira del carro cuando lo necesitan en Oakland. Pero, sinceramente, más del 50% del partido se resume en la actuación de Stephen Curry en el tiempo extra. El base, irreconocible en el lanzamiento durante todo el partido (humano), simplemente no tuvo su día. ¿El problema real? Nada que ver con el mal encuentro de un Curry al que le ocurre algo así en uno de cada 50 partidos. Qué va. El problema, sin embargo, es consecuencia directa de lo acostumbrados que estamos todos, incluidos sus compañeros, a que Curry lo meta casi todo, casi siempre. Si hoy hubiera sido un partido del año pasado, Harrison Barnes hubiera lanzado +10 veces a canasta en la segunda mitad, Curry habría terminado el partido con 8 puntos y 22 asistencias y los Warriors no hubieran perdido. Imposible, vamos. Pero ayer, al point guard le defendía Jordan y el sistema no estaba preparado para superar esa barrera.

Seguramente, estoy haciendo una montaña de un problema ridículo que, gracias a este tipo de partidos, Kerr resolverá en dos días y los Warriors ganarán otro anillo. Sin embargo, no puedo evitar llegar a la conclusión de que tanto éxito desmedido puede haber afectado al ecosistema perfecto que habían creado en Oakland. Espero equivocarme o que tenga fácil arreglo. Los equipos históricos deberían hacer historia. Ahora, todo esta en manos de Popovich, un técnico que vive por y para los detalles.