En la década de los 80, los Lakers perdieron 229 partidos de Regular Season. En las últimas tres temporadas, han perdido 178. En cada una de las tres han ido batiendo el récord de más derrotas en la historia de la franquicia: 27-55, 21-61 y por ahora 16-62. No hay mucho más que decir tras la segunda derrota en dos noches ante los Clippers (81-91), que les han endosado un rosco (4-0) en duelos directos por segunda temporada consecutiva. Tiempos extraños. Los peores Lakers de la historia al menos tienen la buena noticia, era su único objetivo post All Star más allá de despedir a Kobe y (ahora) evitar que el tema D’Angelo Russell se saliera completamente de madre, de que ya es casi imposible que superen a los Suns. Basta una derrota más o un triunfo de los de Arizona para que los Lakers se aseguren la segunda peor marca por detrás de los Sixers, que (recuerdo) tendrán su pick en el draft si este no es top-3. En esa situación de segundo peor, los Lakers partirán en la lotería con un 56% de opciones de quedarse con su elección de primera ronda, un asunto capital en una reconstrucción que prácticamente será una refundación sin Kobe Bryant.

Porque Kobe jugó su penúltimo partido en el Staples, que se vino abajo cuando se retiró en el último minuto. Mucha de la gente que había en el pabellón no le verá jugar nunca más. Le queda visitar Nueva Orleans, Houston y Oklahoma. Y recibir el próximo miércoles a Utah Jazz, en su último partido. Esto se acaba y cuanto más se acerca el momento, más cuesta creerlo. Ante los Clippers, Kobe mejoró su partido de la noche anterior con 17 puntos (6/19 en tiros, eso sí). Poco importan ya los números y los porcentajes para la Mamba Negra, no así para los jóvenes que tendrán que cargar con la franquicia sobre sus hombros a partir del próximo verano. Julius Randle firmó su primer partido de 20 rebotes (7+20) y D’Angelo Russell, todavía en el laberinto en el que él solo se metió, acabó con 13 puntos y 2 triples… con 124, ya es el jugador más joven de la historia de la NBA en sumar 120 tiros de tres convertidos, y el rookie con más triples en los Lakers, marca que era hasta la pasada noche de Nick Van Exel.

Los Clippers ganaron sin forzar la máquina y con un Blake Griffin que trabaja para recuperar sensaciones a menos de dos semanas de los playoffs: 13 puntos, 8 rebotes, 3 asistencias. Anotó más que en los dos partidos anteriores desde su regreso en una faena de aliño de su equipo: 13 puntos y 8 asistencias de Chris Paul, 15 y 11 rebotes de DeAndre Jordan…