FINAL FOUR | FENERBAHÇE 88 - BASKONIA 77

Un fabuloso Baskonia roza la final, pero cae en la prórroga

Un excepcional Bourousis y Adams (quien falló el triple que pudo evitar la prórroga) rozaron el milagro. El Fenerbahçe jugará el domingo (20:00) la final ante el CSKA.

Berlín
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El Baskonia cayó de la manera más cruel. Llevó al límite al todopoderoso Fenerbahçe. Y puso la frente de Obradovic en modo ‘no pasar’. Como un semáforo en rojo. Cuando eso ocurre, es que la cosa no va bien para el mito de los banquillos, para el señor de los anillos. Se instaló en un siete arriba el cuadro vitoriano, endurecieron a más no poder los turcos y en un final a cara o cruz, el preparador serbio se excedió, sabiendo que su currículo pesa como el plomo en estos casos, y se metió en la cancha para comerse a los árbitros con protestas. ¡A ver quién le pita una técnica! (a Laso sí se las calzan) Habrá final CSKA-Fenerbahçe. Rico frente a rico. Proyectos bañados en oro, con tanto dinero que no verse en la pelea definitiva por el título resulta un cataclismo. Nada que reprochar al Baskonia, que iba a Berlín de Cenicienta y, de la mano de Adams y Bourousis más el trabajo inmenso y silencioso de Tillie, se empleó hasta donde le llevaron sus fuerzas; sólo claudicó en la prórroga, donde fue una sombra con la lengua fuera.  Bogdanovic se adueñó del suplemento y hubo poco que hacer. Fue un partidazo. Pero el Baskonia tendrá que seguir esperando. La Euroliga se le resiste.

El Laboral Kutxa salió intimidado. Parecía Pulgarcito, mientras el Fenerbahçe aplicaba la misma receta que el CSKA tres horas antes: casi no le dejó al Lokomotiv ni quitarse el chándal y ya le estaba  dejando a la altura de un rival de plastilina. El 13-0 fue un saludo aurinegro de "buenas noches bienvenidos a las cancillerías de la élite". Ahí pesó mucho la ausencia de  casi todos los jugadores en una Final Four. No vio la canasta hasta que habían pasado tres minutos y medio. El 13-0 de salida es de esos parciales que marcan una semifinal, y más si el botín llega a manos de don Zeljko. El Baskonia no ponía a circular la bola, estaba atascado por su falta de tino en el tiro lejano: 1/7 en triples por 4/6 de los otomanos. Los aurinegros estaban bien posicionados, con el cuatro ocupando la esquina para disponer de tiros claros.

Salió Bourousis y el ritmo cambió. El Baskonia se iba quitando el lastre y con su líder en pista, superior a Vesely, empezó a haber debate: 25-22. El cinco griego recibió un golpe en la rodilla y se puso hielo. No sólo su articulación recibió frío. La parroquia vitoriana sintió vértigo por si se trataba de algo grave. Pero  sólo fue un susto. Adams comunicó al mundo que es un superclase y empezó su recital.

El Baskonia era diesel. Fue encontrando el golpe de pedal que silenció pabellones como el del Barça y el Madrid. La actividad defensiva creció de forma notable y sólo las faltas de su estrella, Bourousis, demasiado pronto con tres, turbaban una invitación a soñar. El cuadro de Perasovic ganó los dos cuartos centrales y tras varios escarceos por fin logró ponerse por delante: 41-42, con canasta de Hanga, a falta de 18:23. Con el 50-54 metió el miedo en el cuerpo al poderoso enemigo, que llamó a la puerta de Vesely y Datome pidiendo auxilio.

La diferencia se fue a los siete puntos a -9:07 (55-62), con Bourousis acumulando minutos que al final le dejaron sin energía.  La diferencia se calcó un poco más cerca del final: 59-66 a -6:29, con una canasta doble de James. Vesely, de vuelta hace poco tras la lesión, tomó el toro por los cuernos con un canastón en reverso. Peras metió a los bases más Hanga y con los pequeños tuvo mucho ritmo en las dos partes del campo. Lo curioso es que el equipo solo fue dos veces a la línea de tiros libres en algo más de tres cuartos. La clase de los jugadores principales del Fenerbahçe llevó al empate: a falta de 25 segundos empató Sloukas (¡menuda clase tiene este jugador!). Con 72-72 falló un uno contra uno Adams para la sentencia  y en el rebote Tillie cometió personal sobre el escolta griego, que en un primer momento no castigaron los colegiados. Ahí se metió en la pista Obradovic hecho un toro bravo y los árbitros tragaron. Se lavaron las manos y dejaron seis décimas para una última acción, que no fue aprovechada a saque de medio campo por Baskonia.  

El declive físico de Baskonia hacía presagiar el naufragio. Y eso que llevaba 4-0 en esos cinco minutos extra en la presente Euroliga. El que entra bien en ese extra se lo suele llevar, y así lo entendió Bogdanovic.  Bourousis falló dos tiros libres claves, síntoma de su agotamiento, y los árbitros se comieron una canasta fuera de tiempo de Udoh. A Adams lo habían ido desgastando con gente grande que le impedía  ese paso atrás que da para lanzar sus disparos lejanos y Bogdan demostró por qué es uno de los jugadores más letales de Europa.