BALONCESTO F. | ESPAÑA 68 - SERBIA 54

El baloncesto femenino toca el cielo: primera medalla olímpica

Arrolló a Serbia (68-54) y jugará la final el sábado (20:30 hora española) ante la inalcanzable Estados Unidos, que derrotó a Francia. Se garantiza la medalla de plata.

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RTVE

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La maravillosa historia que está escribiendo en los Juegos Olímpicos de Río la Selección femenina de baloncesto alcanzó su cénit ante Serbia. Las heroínas de Lucas Mondelo, que ya habían avisado de que no iban a conformarse con el subidón de Turquía, redujeron a la mínima expresión a Serbia (68-54) y firmaron la primera medalla olímpica de la historia, una gesta que tal vez en esta vorágine de acontecimientos que se suceden a diario en Río sea imposible valorar y para la que habrá que tomar suficiente distancia para saborear. Lucas Mondelo se sentó delante de los periodistas el día previo a que España arrancase los Juegos. Según él sólo una medalla andaba suelta y las otras pertenecían a Estados Unidos y Australia. Equivocó el pronóstico, pero con la pizarra ha estado clarividente y ha hecho de su eslogan (“no somos una selección, somos un equipo”) el leit motiv de esta selección sin imposibles que este sábado a las 20.30 (hora española) jugará la final femenina de baloncesto de los Juegos Olímpicos de Río ante Estados Unidos, que derrotó a Francia. Eso queda para siempre. Y es historia.

Bozidar Maljkovic, padre de la seleccionadora serbia Marina Maljkovic, había descubierto los puntos flacos de Serbia: “No tienen base ni pívot”. Brillante. Mientras Laia Palau y Silvia Domínguez daban un clínic de dirección, Serbia se perdía por la pista, con menos ideas incluso que en el partido de la primera fase habían jugado en la zona militarizada de Deodoro. Y debajo del aro, Laura Nicholls, qué gladiadora, cuánto amor propio, qué partido el suyo, se hacía la dueña, absolutamente incontenible. Le acompañaba, siempre de puntillas pero siempre terminando con buenos números, Astou Ndour. El primer cuarto fue una buena premonición: 20-9. Otra vez la defensa de España funcionando. Las ideas de Mondelo triunfando. Las tres mejores jugadores de Serbia, Petrovic, Dabovic y Milanovic (esta última había hecho mucho daño en la primera parte) fueron maniatadas. Sasa Cado fue la única capaz de apretar un poco el partido antes del descanso (33-28).

Serbia se quedó sin gasolina en la segunda parte. Agotada por su terrible esfuerzo ante Australia en cuartos, tenía menos soluciones en el banquillo que España. Alba Torrens (14 puntos al final) sacó los galones de mejor jugadora de Europa que es y cogió el relevo anotador de Laura Nicholls. España, que arrasó en el rebote a su rival, comprendió poco antes del final del tercer cuarto, cuando Sonja Petrovic fue sancionada con una técnica de pura impotencia, que la final ya estaba en el bolsillo. Quién le iba a decir a esta Selección cuando Sancho Lyttle se lesionó y mandó al infierno todo el plan de trabajo para Río que, apenas dos semanas después de llegar a Río, y después de ganar dos veces a Serbia, Senegal, China, Canadá y Turquía, entraría entre los selectos países que han sido capaces de jugar una final olímpica. Eso es estar para siempre en la historia. De momento, con letras de plata y con las inalcanzables estadounidenses en un camino utópico hacia el oro. Pero ya cualquiera sabe. No hay imposibles para estas gigantes.