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Con LeBron James, Cleveland ya no es "el error junto al lago"

El título de 2016 no solo fue el primero en la historia de la franquicia, también una catarsis para la ciudad y una reivindicación del deporte de Ohio.

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Con LeBron James, Cleveland ya no es "el error junto al lago"
EZRA SHAW AFP

Con todo el éxito que sí ha tenido en el deporte universitario, Ohio seguía lamiéndose las heridas de sus equipos profesionales. Al menos hasta que LeBron James, el hijo pródigo, anunció su regreso al equipo al que había plantado para marcharse a la populosa y adinerada Miami, una antítesis como destino y como mercado de su Akron natal, al lado de Cleveland, una ciudad cansada de ser obviada y directamente usada para hacer burlas, orgullosa junto al lago Erie de su idiosincrasia y su papel en la popularización del rock and roll.

Olvidada y sacudida por la crisis, Cleveland se resquebrajó casi literalmente con la marcha de LeBron James, mucho más que la fuga de un deportista famoso para un lugar que lo idolatraba y lo usaba como tótem, casi una prueba de vida ante el resto del país. Su regreso cerró heridas, cambió discursos y hasta reactivó la economía. Pero la derrota en las penúltimas Finales devolvió el fatalismo a los alrededores de Euclid Avenue, en el downtown en el que se levanta el Quicken Loans Arena tras el traslado desde el Richfield Coliseum, a unos treinta kilómetros atravesando Akron, el lugar de nacimiento de LeBron James... y Stephen Curry.

Esa historia de derrotas calamitosas que hizo que se conociera a Cleveland como “The Mistake By The Lake”, el error junto al lago, estaba a punto de sumar otra página a su narrativa con la ventaja de 3-1 para los Warriors, el pasado junio. Pero entonces todo cobró sentido: el regreso de LeBron, el orgullo recuperado, la ética de trabajo de la ciudad y su equipo: hard working town, hard working team. Los Cavaliers le dieron a Cleveland el primer campeonato para su deporte profesional en 52 años. Y la sensación de que América miraba con otros ojos hacia ese rincón del condado de Cuyahoga que es, ya por fin, hogar de campeones de la NBA y hogar de uno de los mejores jugadores de todos los tiempos: LeBron James. Hijo orgulloso de Akron, hijo orgulloso de Ohio.

Propietario: Dan Gilbert

Gilbert, 54 años, acaba de hacer campaña a favor de Donald Trump mientras LeBron pedía el voto para Hillary Clinton. Quizá lo único en lo que este hombre de negocios cuyos tentáculos se extienden hasta la cercana Detroit le llevaría hoy por hoy la contraria al mismo jugador al que atacó con una terrible, y más bien infantil, carta pública tras su marcha a Miami. El despechado Gilbert resistió años en la picota y, casi más por fortuna que por buena praxis, todo se le volvió finalmente de cara: mucha suerte no siempre aprovechada en las loterías del draft y el regreso de LeBron, cuatro años antes el enemigo número 1. Tras once años como dueño de los Cavs, ha conseguido el primer título en la historia de la franquicia. Y eso por ahora vale una tregua mediática para un propietario muchas veces en el disparadero.

General Manager: David Griffin

Griffin cumplió a rajatabla con la política del “All In”: órdago a grande, todo o nada por el título. Ese ha sido el lema de los Cavaliers en los dos últimos años durante los playoffs, y esa ha sido la filosofía de un general manager que conformó la plantilla más cara de la historia la pasada campaña y cuyo trabajo, con sus aciertos y sus errores, quedó finalmente legitimado con el título de campeón. Tiene 43 años y lleva seis en los Cavs, después de pasar 17 en los Suns y de trabajar en el departamento de prensa del Team USA durante los Juegos de Atlanta 96.

Estrella histórica: LeBron James

Es tan obvio que este lugar es para LeBron James que basta con citar al alero de Akron y repasar otros grandes de la historia de la franquicia de Ohio, entre los que ya se encuentra también Kyrie Irving tras su fantástico despliegue en las últimas y heroicas Finales. Una lista en la que están World B. Free, Austin Carr, Zydrunas Ilgauskas y los puntales de aquel ya muy lejano equipo que maravilló a las órdenes de Lenny Wilkens pero que chocó con Michael Jordan en los playoffs: el extraordinario base Mark Price, el excelente pívot Brad Daugherty, Ron Harper, Larry Nance, Craig Ehlo… Un equipo que fue el orgullo del baloncesto profesional de Cleveland… hasta la llegada de LeBron James en el draft de 2003.

Mejor momento histórico: Finales 2016

El pasado 19 de junio, en el Oracle Arena de la Bahía, los Warriors y los Cavaliers se jugaban el anillo después de dos improbables triunfos seguidos de los de Ohio. A falta de un minuto para el final, el último minuto del último partido de la temporada, el marcador era 89-89… y el total de la Final 699-699. Los Warriors no anotaron más. Poco antes LeBron James puso un tapón histórico a Andre Iguodala, recuperando terreno de forma inhumana en un contraataque de unos Warriors incapaces de anotar un solo tiro tras una temporada de récords y exhibiciones alucinantes. Ya en ese último minuto, Kyrie Irving anotó un triple esplendoroso sobre la defensa… de Stephen Curry. Y se consumó el milagro, el primer 3-1 remontado en unas Finales y el primer séptimo partido robado junto al anillo por el equipo visitante desde 1978. Y todo ante el rival que había ganado 73 partidos en la Regular Season. Desde luego, uno de los momentos más trascendentales en la historia del deporte estadounidense. Sin duda, el más importante en la historia, hasta hace unos meses maldita, de Cleveland Cavaliers.