Utah nunca ha sido un mercado que atraiga demasiado a los agentes libres. Y moverse con acierto a la hora de fichar cuando los grandes nombres ni siquiera te tienen en consideración no es sencillo. Aún menos cuando el equipo no ha disputado los playoffs en las últimas cuatro temporadas y está lejos de los focos. Pero la gerencia de los Jazz ha sabido hacer las cosas bien este verano. Firmaron a Joe Johnson tras ofrecerle un contrato de 22 millones de dólares por dos años y, vía traspaso, consiguieron los servicios de Boris Diaw (los Spurs necesitaban liberar espacio salarial para fichar a Pau Gasol) y George Hill (Utah envió el pick 12 del pasado draft a Atlanta en una operación a tres bandas, que acabó con Jeff Teague en Indiana). Son las tres grandes operaciones de unos Jazz que han mantenido el bloque y que sólo han sufrido las bajas del base Trey Burke, el ala-pívot Trevor Booker y el center alemán Tibor Pleiss.

Burke, quien nunca logró asentarse como base principal del equipo, salió rumbo a Washington a cambio de una segunda ronda del draft de 2021. El conjunto de Salt Lake City no ha perdido prácticamente nada y ha ganado mucho. La plantilla ahora es mejor y está más preparada para competir. Además, los Jazz podrán prescindir a final de temporada sin coste alguno de George Hill y Boris Diaw si no funcionan como esperan. Ambos están en su último año de contrato, aunque en el caso del jugador francés Utah tiene la opción de prorrogarlo un curso más. Así, sin hacer fichajes espectaculares que acaparen titulares, los Jazz se han convertido en uno de los claros ganadores del verano. Gran parte del trabajo ya lo habían hecho antes moviéndose bien en el draft de otras campañas y adquiriendo a Derrick Favors en el traspasó que envió a Deron Williams a los Nets en febrero de 2011. Ahora han completado el roster añadiendo experiencia y calidad a sus jóvenes talentos. Trabajar con seriedad tiene su premio.

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