Los orgullosos verdes pueden presumir (valga la redundancia) de lucir un envidiable fondo de armario. Con dos jugadores un palmo por debajo del escalafón que marca la entrada en el estrellato (Horford y Thomas) y un ejército de nombres alejados de cualquier foco, los egos quedan al servicio del colectivo. Ese es uno de los grandes méritos de Stevens: sacar un rendimiento de sus hombres superior del que cabría esperarse. Más por menos. Aunque como reconoce el técnico, la marcha de Evan Turner a los Blazers es “una gran pérdida”. Su importancia como alma máter de la segunda unidad debe cubrirse con el paso adelante que se le reclama a Marcus Smart. Defensivamente es muy completo, pero en ataque habrá momentos en los que deberá dar la talla como director de juego y, sobre todo, seguir mejorando su acierto exterior. Terry Rozier y James Young (quien le ha quitado la última vacante disponible en el roster a R.J Hunter) deberán secundarle desde el banquillo.

A su impagable contribución defensiva, Bradley también debe añadir una claridad ofensiva mayor. Isaiah Thomas seguirá siendo el buque insignia del juego exterior. Clase y valentía a espuertas. Gerald Green —retorna a la franquicia que le drafteó siendo un jugador más maduro— contribuirá en la anotación. Al igual que el ganador del concurso de mates, todo un número tres del draft como Jaylen Brown estará esperando su oportunidad tanto de ‘dos’ como de ‘tres’. Con un físico privilegiado, está capacitado para aportar en ambos aros gracias a su versatilidad. Aunque eso sí, el rookie ha recalado en un equipo en el que la exigencia competitiva es máxima y cada minuto costará ganárselo. Máster acelerado. El puesto de alero titular tiene nombre y apellidos: Jae Crowder. Tiro exterior y cero egoísmo en ataque, además de marcar diferencias atrás. Jugador más que interesante. Aunque de él se hable poco.

En cuanto a los hombres grandes, todo pasa por Al Horford. Por sus características (lectura de juego, capacidad anotadora, tiro exterior incorporado con los años, anticipación e intimidación defensiva, rebote…) encaja a la perfección en la filosofía de estos Celtics. La presencia en la plantilla del veterano Amir Johnson (a priori, su pareja titular) y Tyler Zeller le podrán permitir actuar también como 'cuatro' abierto. Una posición que cada vez le atrae más, además de abrir nuevas vías al aro que los explosivos exteriores pueden aprovechar… No estará Sullinger, pero Kelly Olynyk llegará con muchas ganas (se le espera para mediados de noviembre) tras pasar por el quirófano (hombro) este verano. Año clave para el canadiense. En Boston no se pueden permitir desaprovechar su muñeca. Además, siguen contando con el siempre cumplidor Jerebko. Jugador secundario (aunque podría tener su importancia cuando jueguen con quintetos pequeños), pero que se ha metido a la afición del TD Garden en el bolsillo. Un roster equilibrado, compacto y compensado en pos de perseguir nuevas metas.

Entrenador: Brad Stevens

El de Indiana ya no es ese prometedor técnico que aterrizó en 2013 procedente de la Universidad de Butler. En sus tres primeros cursos el equipo ha mostrado un constante progreso en juego y resultados. El paso del tiempo ha demostrado que la franquicia más laureada de la Liga no le queda grande. Cuenta con el cariño y el respeto del vestuario, despachos y afición. Química total entre todos los estamentos. Su gran objetivo ya no es meterse en Playoffs, sino avanzar rondas en ellos. El mínimo exigible deben ser las semis de Conferencia. Una vez allí, la final del Este no debería ser descartable (siempre y cuando no aparezcan LeBron y sus Cavs). En la encuesta previa al inicio de la temporada, los general managers de la Liga le situaban ya como el tercer mejor entrenador. Casi nada.

Estrella: Al Horford

El dominicano afronta un nuevo reto en su carrera tras haberse convertido con su trabajo, entrega y clase en uno de los mejores interiores de la Liga. Capaz de marcar la diferencia en ambos aros, el actual proyecto de los Celtics parece hecho a su medida. Tras su lesión en el pectoral derecho, en las dos últimas temporadas en Atlanta demostró que a sus 30 años aún le queda mucho baloncesto dentro de sí. Su gran inteligencia le ha permitido adaptarse a los nuevos tiempos y añadir una nueva y peligrosa arma a su arsenal: el triple. Un cuatro veces all star con ganas de desembarcar en Massachusetts: “Jugando contra ellos en los últimos Playoffs me di cuenta de lo bueno que este equipo puede llegar a ser”.